martes, 26 de enero de 2010

ACERCA DE LAS RIENDAS ALEMANAS

El otro día le explicaba a un alumno cómo hacer buen uso de las riendas alemanas, incluso con un caballo joven.

Cuando hablo de ellas, prefiero utilizar su nombre original: riendas deslizantes. Así las llamaba el que, según parece, fue su inventor a finales del siglo XVIII, el Duque de Newcastle. Pronto se pusieron de moda en Alemania y de ahí debe proceder el nombre actual, riendas alemanas.

¿Por qué prefiero el nombre de riendas deslizantes? Porque indican mejor su función: obligan o incitan a que el caballo baje la cabeza y estire el cuello, al no ofrecer un punto de apoyo constante. Para que esto ocurra, es muy importante que las otras riendas estén flojas. Al empujar al caballo con las piernas –enviándolo a la mano– y este buscar un punto fijo, la rienda va resbalando-deslizando por la anilla del filete siguiendo una línea descendente. El caballo sigue buscando un punto fijo que no existe, y finalmente acaba bajando la cabeza y estirando el cuello.

Si el cuello se estira (os recuerdo la “S” del cuello), no queda más remedio que dejar deslizar progresivamente las riendas entre los dedos, sin perder el contacto y manteniendo un mínimo de tensión que nos diga que es el caballo el que tira de nosotros y no al revés. De esta manera conseguimos lo primero que hay que pedir a un caballo: que su nuca avance –bajando la cabeza, estirando el cuello– hasta situarla encima de su boca. En esa posición seguro que relaja la mandíbula y, en consecuencia, las demás articulaciones. Su cuerpo se ordena y sus gestos se vuelven confortables

Desgraciadamente para el caballo, las riendas alemanas a menudo se utilizan justo al revés: tirando de ellas –lo contrario de “enviar a la mano”-, de modo que lo primero que hace el caballo es encoger el cuello (hay que tener mucho hábito para darse cuenta de ello) y, cuando ya no puede más, suelta el hierro y pone la boca debajo de la nuca hasta llegar fácilmente –más bien, facilísimamente– a encapotarse. Con lo cual, todo mal. En lugar de conseguir lo que queremos, es decir, desbloquear articulaciones –sobre todo relajar la mandíbula–, se queda detrás de la mano, con el cuerpo encogido y sus gestos en absoluto confortables. Y el j/a tan contento porque no siente ninguna resistencia en la mano. Nada que ver con lo dicho en el párrafo anterior.

Si tenéis alguna duda, consultad.

Espero que le sirva a alguien

viernes, 22 de enero de 2010

EL PASO DE PEATÓN A JINETE/AMAZONA

Artículo publicado en la Revista "Galope"


Mantén el oído abierto a las necesidades del caballo y un corazón abierto a sus limitaciones físicas y mentales (Karl Mukolka)


Hace un siglo, el caballo aún era un instrumento indispensable para el hombre, pues todos los sectores de la economía dependían de él. Instrumento de trabajo, aprovechándonos de su fuerza y generosidad. De transporte por que era capaz de llevarnos rápido y lejos. Y daba un título de distinción: caballero.

Hoy, entrados en el siglo XXI, el caballo continua siendo necesario, pero por motivos completamente distintos. Ahora es importante para nosotros porque sigue llenándonos en una necesidad vital: la necesidad de superación, de lograr unas posibilidades que en otro tiempo no muy lejano resultarían inalcanzables. Vivimos una época en que, gracias a los avances científicos y técnicos, disponemos de un montón de horas ociosas y unas expectativas de vida de casi un tercio más. El futuro ha dejado de ser monopolio de la juventud y el adulto ya no vive en un valle de lágrimas en espera de encontrar la felicidad en el más allá.

Así, el adulto aficionado al caballo, parte de este tiempo libre –yo creo que bastante- lo dedica a él, por lo que a menudo el caballo pasa de ser una mera afición a ser una verdadera pasión. El caballo nos permite ser más fuertes, ir más lejos y ser más rápidos (Parménides: los caballos que me llevan, me llevaron tan lejos como es mi deseo). A ello podemos añadir que nos devuelve a la naturaleza (vivimos una vida excesivamente urbana), nos induce a comunicarnos con un animal a través de un sentido poco educado como es el tacto y nos permite practicar un deporte con un mínimo riesgo que le da un cierto atractivo. El caballo es una animal diferente, y engancha. Tal vez porque sea el refugio de ciertos valores del hombre y su más interesante y bella conquista. (Marey: La economía del esfuerzo propia a todas las especies animales, parece alcanzar en el caballo su máxima perfección.)

Se monta por opción personal y no por obligación o por necesidad.

Pero el hecho de utilizar el caballo para nuestro placer personal o como compañero inocente de nuestras ambiciones, nos crea una pesada responsabilidad.

La pedagogía deportiva, hasta hace pocos años, estaba orientada a los niños. En cuanto a la formación ecuestre, como mucho, habla del niño o del principiante, pero sin hacer distingos.


El proceso de aprendizaje de un niño es el inverso al del adulto.

El niño empieza por su sistema motor, seguido por el sistema emocional y finalmente interviene el sistema racional (primero practica y luego conoce).

En cambio, el adulto, alumno pensante, aprende utilizando primero su sistema racional y a continuación el sistema emocional y el motor (primero conoce y luego practica).

Dos seres vivos, uno que piensa y otro que ejecuta, ambos haciendo uno (Coronel Podhalsky)

La equitación es ante todo comunicación entre hombre y caballo, a través de

- el equilibrio

- el tacto (uno de los sentidos menos educados)

La relación hombre-caballo, es una relación entre:

· 2 seres vivos: ni el caballo está hecho para llevar al hombre, ni el hombre está hecho para montar a caballo. El caballo necesita aprender a llevar al j/a y el j/a necesita aprender a montar a caballo. requieren un tiempo de adaptación.

· 2 masas: una transportadora y otra transportada, sujetas a leyes mecánicas y síquicas. Somos una mochila inteligente para el caballo.

· 2 equilibrios: uno horizontal y otro vertical, que además se manejan de forma diversa. El hombre requiere un solo movimiento para el cambio de equilibrio, sin embargo el caballo necesita dos.

· 2 voluntades: una quiere hacer, la otra debe hacer. Al principio no suelen ser coincidentes.

· 2 sentidos del tiempo: el caballo con sentido del presente y el hombre, además, con sentido del futuro. El caballo busca su bienestar inmediato y el jinete/amazona monta con objetivos, pendientes de conseguir en un futuro más o menos próximo. (Heráclito: el asno prefiere la paja al oro)

· 2 maneras instintivas de reaccionar: una depredadora (se agarra), la otra presa (reacciona huyendo). En una sola sesión de monta, instintivamente nos agarramos muchas veces, y el caballo reacciona buscando huirnos otras tantas veces.

· 2 capacidades: el caballo nace con unas capacidades que con el tiempo puede mejorar y un poco ampliar. El hombre necesita aprenderlo todo.


Aprender a hacer gestos correctos para que el caballo me entienda (definición personal de equitación)

[Aprender: incorporar conocimientos que nos ayudan a cambiar nuestro comportamiento (en principio a mejor]

El sistema límbico es el rector de nuestras emociones, el neocórtex el regulador de nuestra conciencia.

En la equitación, el sistema emocional condiciona en todo momento la relación entre hombre y caballo, y la gran dificultad estriba en ser capaz de dejar de reaccionar continuamente a cada uno de los estímulos que percibimos.

No hay que olvidar que la forma de comunicación más antigua y universal es la emocional, es decir, la manifestación corporal y facial de nuestro estado anímico. Esa manifestación, en equitación, se hace evidencia a través del músculo, convertido en órgano parlante de la ansiedad.


Los fundamentos que hay que aprender / enseñar desde el principio y perfeccionar a lo largo de ambas vidas (jinete/amazona y caballo):

EQUILIBRIO, PROPULSIÓN Y DIRECCIÓN

El ARRE, el SO y el GIRAR sobre EQUILIBRIO


Estadios por los que se pasa en el aprendizaje de la equitación:

a) En nuestra relación con el caballo:

1.- Pasajero sobre su caballo à equilibrarse a caballo. Periodo de descubrimiento de las habilidades. Combatir el miedo. Aceptar los riesgos de la pérdida de equilibrio. Aprender a equilibrarse mejor. Adaptación física y psíquica. Emociones de supervivencia.

2.- Conductor de caballo à equilibrarse con el caballo. Estabilización de las habilidades. Ser capaces de coordinar ayudas. Sentir las acciones y reacciones del caballo. Emociones de complacencia.

3.- Domador de su caballo à equilibrar al caballo. Periodo de afinamiento y explotación de las habilidades. Presentir acciones y reacciones del caballo, adelantarse a ellas y ser capaces de intervenir. Estar activo. Emociones sublimes.

b) En nuestro comportamiento a caballo:

- Se trata de una pedagogía por objetivos: saber dónde se está y lo que falta por aprender (se aprende mejor sabiendo a dónde llegar y sobre todo, cómo llegar)

El trabajo más duro del aspirante a caballista, que durará toda la vida, consiste en cambiar los reflejos del peatón que somos por la técnica del jinete/amazona que queremos ser.
(Caballista: persona que entiende de caballos y además monta bien). Definición de la R.A.E.

- Paso de una estabilidad dinámica sobre los pies a otra sobre el asiento. Como peatones estamos sometidos a la fuerza de la gravedad y como jinete/amazona hay que añadir las fuerzas puntuales del caballo.

- Perder el hábito de servirse de las manos para agarrarse y mandar y aprender a utilizar fundamentalmente las piernas. La pierna que envíe a la mano.


Posición básica del jinete/amazona (la posición precede a la acción)

1.-La base del equilibrio está en la pierna del jinete/amazona; la rodilla relajada, el pie debajo del culo, pisando el estribo hacia atrás (apoyado sobre la parte ancha del pie) y los dedos de los pies abiertos (el talón del peatón hace de propulsor y el talón del jinete/amazona de amortiguador).

La pierna envía al caballo a la mano y nunca la mano coge, o se agarra, al caballo.

2.- El asiento (puntos de aplicación sobre la montura); ni sobre las nalgas ni sobre el pubis. Siempre y únicamente sobre los ísquiones. El cambio de equilibrio no debe suponer cambio de asiento. Dicho cambio únicamente debe efectuarse DESDE LA CINTURA. El asiento –sobre los ísquiones- inamovible.

El culo inteligente: de él recibimos la información, en lugar de las plantas de los pies. Sin un buen asiento (que da un buen equilibrio) no puede haber buena mano ni buenas piernas.

3.- Manejo de riendas: con los brazos y los dedos. Del brazo depende el ángulo de la rienda y de los dedos la tensión (y no al revés). Las riendas siempre permanecen tensas, y el caballo debe sentir por igual mis dos manos en todo momento.


No tirar; resistir y/o cambiar ángulos. Por ello:

Músculo a proscribir por el jinete/amazona: el bíceps (produce el movimiento balístico: el más nocivo para la boca y mente del caballo). El caballo que tire de mí y no yo de él. Codo inteligente: no se usa el bíceps. Mucho más importante que la tensión de la rienda es el ángulo desde el cual la hacemos actuar.

4.- Sobre las articulaciones del jinete/amazona y del caballo. Utilizar TODAS las articulaciones un poco y NO unas mucho y otras bloqueadas.

Las dos articulaciones más difíciles de controlar por el jinete/amazona son el codo y la rodilla: abrir el codo y cerrar rodilla (manteniéndolas elásticas) lleva mucho tiempo. Instintivamente hacemos lo contrario.

La articulación más importante del caballo es la de la mandíbula. Tan importante como la anterior y difícil de controlar: la cérvico-torácica, o sea, la cruz (para mí).