viernes, 28 de octubre de 2011

ACLARANDO QUE ES GERUNDIO

Al “alumno del cura”, del que sí sé quien es su profesor pero no sé qué alumno es, le ha faltado poner su nombre para evitar confusiones porque, tanto a Filemón como a mí, en su primera lectura nos ha parecido que era Carolo quien escribía –lo cual me extrañó porque es muy buen amigo pero no alumno- . Demos al César lo que es del César y dejemos a mi amigo Carolo que siga deleitándonos con sus noticias hípicas. Yo doy fé del trabajo que dan.

Me alegra muchísimo que cites públicamente a nuestro Carlitos Millán (¿qué puedo decir de él?). Y en cuanto a tu propuesta, te sugiero que esperes cinco años para que me dé tiempo a saber –a base de aprender- de caballos y alumnos lo que ahora me gustaría. Dame tiempo a que madure y que no me separe ni un momento del carpe diem.

Filemón, necesitamos que sigas instruyéndonos en las técnicas de aprendizaje….. de la técnica de la Equitación.

Gonzalo Colubi –como creo que te conoce todo el mundo-, tú y yo somos adictos confesos de dos de los caballistas –disciplina de salto y magníficos domadores- más inmensos de la segunda mitad del siglo pasado, Perico Dominguez Manjón y Fico Morugán. Son, en nuestro número, como decía Fray Luis de León, “de los pocos sabios que en este mundo han sido”. Pero repito, no los únicos, sino con quienes hemos tenido la grandísima suerte de convivir. Déjame, de momento, que prosiga en el intento de que Fico siga apotándonos algo. Estoy en ello. Y muchas de las cosas buenas que escribo en este blog, las he aprendido de Perico. Como señalaba más arriba: dame tiempo….. y carpe diem

jueves, 20 de octubre de 2011

ENTREVISTA DE LA REVISTA GALOPE I PARTE

1- José Manuel, ¿cómo empezó su afición al mundo del caballo? Cuéntenos su historia.

Seguro que nací con ella. A mis seis años, como en aquella época no había ponis, los Reyes me dejaron un burrito moruno, con su monturita, filetito y lac itos de colores en crines –mínimas-- y cola. La experiencia, gracias a Dios, duró poco. Pronto empecé a subirme en los caballos de mis tíos. Desde entonces, en ningún momento he desconectado de ellos

2- ¿Cómo ha su sido su formación como jinete?

Mis primeros maestros fueron mis tíos Pedro, Paco y Juan (sobre todo éste), Intentaba imitarles –al fin y al cabo, montaba sus caballos--, y cuando algo les parecía mal, no me libraba de la corrección que, por entonces, solía ser bastante dura. Así fui aprendiendo. A los dieciséis años empecé a montar con Pepe Jordá, uno de los mejores jinetes que he conocido en mi vida. No pasan muchos días sin que le recuerde (y le rece). También me enseñaron mucho sus dos mozos de toda la vida: Manolo Durán y Tomás Castellanos

A los diecinueve años conocí a Perico Dominguez Manjón, un segundo padre para mí. Y poco antes, conocí a mi hermano del corazón, Pepe Salguero. Y Andrés Spiegelhalder

Muy pronto empecé a leer todo lo que encontraba sobre caballos. Mi primer libro de caballos, me lo dejaron los Reyes cuando cumplí trece años. Era “La Equitacion” de Gregor V. Romaszkan

Posteriormente, dos personas que me han ayudado en mi actividad de caballista, y que gracias a Dios aún viven, han sido Fico Morugán y Alejandro Maldonado

Yo creo que mis alumnos son los que, en definitiva, más me han orientado en mi profesión, muchas veces buscando soluciones a sus problemas y otras veces por sus toques de atención

3- ¿Qué le ha llevado a convertirse en uno de los maestros de equitación más importantes de nuestro país?

Sin lugar a dudas, los años de dedicación, tanto estudiando como practicando. Tengo el privilegio de poder juntar mis dos pasiones: enseñar y el caballo.

Desde mis diez años empecé a enseñar a mis primos –todos ellos más pequeños que yo—a montar a caballo. Por aquel entonces, los mayores no nos podían echar mucha cuenta. Estoy hablando de los años cincuenta del siglo pasado. Y nuestra equitación era puramente campera.

Cuando hace poco más de un tercio de siglo decidí profesionalizarme pensé: en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Me conozco casi todas las disciplinas hípicas. Mi formación universitaria encarrilada a la enseñanza. Y no miro ni el reloj ni el calendario

4- Usted ha sido y es entrenador de grandes jinetes del panorama ecuestre español, echando la vista atrás, ¿de qué se siente más orgulloso? ¿cree que le queda algo por hacer o por el contrario, ya está todo el trabajo hecho?

De momento, mirando lo hecho, me siento un poco orgulloso y un mucho insatisfecho. Pienso que debiera haberlo hecho mejor.

Sigo controlando un montón de alumnos-profesores por toda nuestra geografía. Y cada vez me reencuentro con más alumnas que, por vocación, se van dedicando a la enseñanza de los más pequeños y de principiantes. Casi todos ellos siguen necesitándome para hacerme alguna consulta. Y yo no puedo defraudarles. Para ello, no me queda más remedio que seguir estudiando y experimentando.

Además, sigo pensando que la Equitación actual aún está retrasada, y en España con más años de retraso todavía. Como mis fuentes son de Pirineos para arriba, quiero seguir lo más al día posible

De momento, tengo la autorización de mi familia para jubilarme el día que me muera. Una de las ventajas de ser viejo con ilusión –que no iluso—es que el tiempo se aprovecha mucho mejor

5- Usted siempre se ha declinado por la disciplina Salto, ¿verdad?

Cuando me profesionalicé, mis alumnos lo que querían era saltar.

Pero durante mi etapa activa de competición, lo que me gustaba era practicar todas las disciplinas posibles… con el mismo caballo. Sin lugar a dudas, el caballo más importante pluridisciplinar fue el Lafrau:

En salto los resultados mejores los obtuvo con mi alumna Pili Isach que ganó los Grandes premios de Alicante y Elche. En completo, fui bronce en el Campeonato de España del 75. En el Campeonato de España de Doma, me tuve que retirar después de la 2ª calificativa por un problema familiar. Su actuación hasta entonces estaba entre los mejores. En la prueba de “Las doce horas de Barcelona” mi equipo quedó tercero de un total de 22. Los tres caballos que lo formaban eran de salto y míos. Y el que más se lo curró, el pobrecito Lafrau. También hice la entrada de los toros de Segorbe con él y sólo le corrí una carrera

Con bastantes otros caballos he podido participar, como mucho, en tres disciplinas distintas. También eran otros tiempos

Recuerdo que con la Pistolera –yegua criada por mi más que amigo Carlitos Millán—entró por primera vez en un cuadrilongo de doma para competir en una San Jorge, quedando 5º de muy pocos más. Los siguientes días me atreví con la Intermedia I, consiguiendo un aprobado raspado. Repito, eran otros tiempos. (Principio de los ocheinta)

Creo que en las únicas disciplinas que no he competido pero sí practicado, han sido la de enganches y vaquera. Y porque no tuve ocasión, porque el Lafrau las hacía muy bien

En carreras, un año me quedé quinto en el ranking de Gentlemans Riders.

De hecho, cuando me preguntan, digo que mi especialidad es “Fundamentos de la Equitación”. Es en lo que centro mi trabajo y mi estudio. Pero mis alumnos –la mayoría—son de la disciplina de salto

A mis alumnos de mayor nivel les machaco los fundamentos. Siempre hay que volver a los principios. Y en nuestro número, aún más porque la política de resultados es el principal motor. Es difícil pensar que montando mejor se gana más. Y se respeta al caballo

6- ¿Qué le lleva al profundo estudio de la equitación?

Como decía, mis dos pasiones son el caballo y la enseñanza. Enseñar y aprender para enseñar mejor, van unidas. Esto me lo dejo claro mi amigo el Dr. Federico Pallardó hace casi medio siglo: me dijo que a mí me gustaba aprender porque me encantaba enseñar. No lo he olvidado

El General L`Hotte, empieza sus “Questions Equestres” diciendo que en Equitación, aún para enseñar los principios hace falta saber mucho. Sin ir más lejos, a los niños, les enseñan en la escuela maestros cualificados

Además, mi formación humanista –sobre todo los años pasados en el seminario—me enseñó una cosa muy sencilla y a la vez, importante: La verdad es desvelación. Y yo no me canso de quitar velos, sabiendo que nunca llegaré al último, ni siquiera al penúltimo. Pero, cuantos más quite, más satisfecho estaré. Y, sobre todo, creo que los que más me lo van a agradecer, son los propios caballos. Procuro pensar que es por el bien del caballo.

7- José Manuel, ¿cómo ve el sistema de enseñanza de en nuestro país?

Si no el más antiguo de la profesión, sí que soy de los más veteranos, lo cual me da una cierta tranquilidad al hablar de una cuestión que conozco bien. Aunque me consta, es como la voz que clama en el desierto

Creo que nuestra enseñanza deja bastante que desear. Si ya a nivel general la enseñanza en España es casi lamentable –las estadísticas hablan--, en la formación de la equitación, ni te cuento.

Al menos de momento, casi diría que se están vendiendo-justificando títulos. Y desde luego, no veo ninguna preocupación por saber qué se ha hecho y qué se debe hacer para no repetir los mismos errores. Desconocer la Historia es condenarse a repetir los mismos errores. Se supone que un profesor que se precie, debe conocer su asignatura en profundidad. Yo me limito a comparar con otras profesiones, incluso con otros deportes y, desde luego, estamos muy desfasados

A muchos titulados del primer y segundo nivel les sugiero que dignifiquen su profesión. A mi me da vergüenza que los titulados sepan tan poco de caballos, porque se les ha enseñado muy poco. Creo que en otros deportes no pasa