jueves, 14 de enero de 2016

MANO EXTERIOR Y MANO INTERIOR



Esta es mi cuarta reflexión sobre la mano del caballista. Y no creo que sea la última.

El origen de todas ellas es, como dice JEAN LICART, aprender a sustituir los reflejos de  peatón que incitan a agarrarse y tirar de las riendas, por los reflejos del caballista, que son totalmente contrarios, los cuales se consiguen por educación y la consiguiente práctica. Saber primero y saber hacer a continuación.

 Lo escrito hasta ahora se refería a la acción simultánea de ambas manos. Hoy voy a explicar el por qué de la importancia de distinguir la acción de cada mano. El origen está en la diferencia de movimientos de un lado y otro del caballo, es decir, de la asimetría de movimientos. ¿Esto cuando ocurre? En dos ocasiones fundamentalmente:

1ª Cuando trabajamos en pista en donde se está girando continuamente

  Al galope siempre porque es el único aire asimétrico del caballo (paso y trote son aires simétricos)

Que yo recuerde, los primeros que citan  la rienda exterior son los americanos hace poco más de un tercio de siglo cuando hablaban de pierna interior y rienda exterior. Y una de las pioneras fue Anne KURSINSKI. La escuela francesa,  mucho antes, ya hablaba de la rienda de oposición –o diversas riendas de oposición- y sus efectos sobre el caballo (del que más aprendí, del Comandante Des SALINS. Sobre todo aprendí a utilizar la rienda contraria de oposición) Pero en ningún caso se habla de los por qué ni de los distintos comportamientos de cada mano o, mejor dicho, de cada brazo. Y para entenderlo mejor nos ponemos en una situación similar a lo que va a ocurrir con el caballo. Es cuestión de imaginación. 

Así pues nos imaginamos caminando sobre un círculo – más correctamente, una circunferencia- de unos diez metros de diámetro y una persona detrás de nosotros aguantándonos de los hombros, como si le tuviéramos que llevar. 

Primera constatación: al girar en corto, y teniendo que hacer fuerza, nos damos cuenta de que nuestro gesto confortable y económico hace que con el pie de dentro nos aguantemos y con el pie de fuera empujemos. Como somos nosotros los que lo hacemos es muy fácil tomar conciencia de ello y comprobar, repito, que el pie de dentro es con el que nos aguantamos y con el pie de fuera empujamos.
Segunda constatación: Cuando tenemos que tirar de una persona que nos sujeta con sus manos de nuestros hombros, pueden ocurrir dos casos extremos: que nos aguante de nuestro hombro exterior con su mano también exterior, o de nuestro hombro interior con su mano interior. Y aquí es donde notamos una diferencia abismal. 

Si nos aguanta con la mano exterior, nos obliga a empujar más con el pie exterior, pero seguimos el trazado de la circunferencia.

En cambio, si nos aguanta con la mano interior nos vemos obligados a empujar con el pie interior cuya misión es aguantar pero no empujar. Conclusión, acabamos girando sobre nosotros mismos. Imposible seguir el trazado de la circunferencia prevista.

Exactamente es lo que siente el caballo según le aguantemos, en una vuelta o al galope, con una mano o con otra. Y, desde luego, nosotros caballistas no podemos sentir lo mismo. Pero si lo sabemos, seremos conscientes de que cuando nos agarramos de la rienda de dentro en una vuelta nos estamos engañando. (Los buenos vaqueros lo tienen claro y no se engañan)

Dificultad añadida: instintivamente utilizamos la rienda de dentro sistemáticamente. Ya lo decía LICART.

Paz y espero que le sirva a alguien

viernes, 8 de enero de 2016

Número 3 de 0Puntos

En el que se hace un repaso al pasado Campeonato de España, se analiza la técnica de Michael Jung y se examina cómo ha sentado el paso del tiempo a la Escala de Entrenamiento Alemana.