viernes, 27 de febrero de 2015

ÉTICA DEL CABALLO. Publicado en la revista Ecuestre



El pasado mes escribía sobre la TRIPLE E: ÉTICA, EMPATÍA, ERGONOMÍA
Este mes intento hacer algunas aclaraciones, y profundizar, sobre la Ética en el mundo del caballo. Y para ello me voy a servir de un libro que debo recomendar encarecidamente: “¿Para qué sirve realmente…? LA ÉTICA”  de ADELA CORTINA (Editorial Paidós). 

En el capítulo 3 hay un apartado cuyo título es: “Los animales y la Tierra tienen valor, pero no derechos”, y que debemos aplicar al caballo. Podemos amar a nuestro caballo, lo que no debemos hacer es atribuirle cualidades propias de nuestra condición humana como es el sentido del bien y del mal. Un caballo no es bueno ni malo –mal que nos pese-, es sencillamente, caballo: no puede tener conciencia de derechos ni de deberes. Y hará o no hará  lo que le pedimos según interprete lo que vulgarmente llamamos las ayudas. Creo no ser el único que me he bajado en más de una ocasión del caballo para que lo monte otro que le “va a sacar” lo que yo no he podido. También debo decir que me monto a menudo en caballos de mis alumnos para demostrarles lo que quiero que ellos hagan. Y es el mismo caballo con uno que con otro jinete, pero las respuestas son totalmente distintas porque “siente” a cada uno de manera diferente. En lenguaje coloquial utilizaríamos la palabra “entiende” en lugar de “siente”, aunque ésta es la correcta. Como decía, no podemos atribuirle cualidades que no tiene, como es el entendimiento o razonamiento. El cerebro del caballo, como el de todos los animales, carece de corteza  prefrontal, por lo que no puede razonar como los humanos, ni tiene sentido moral ni tampoco del futuro. Sí tiene dos capacidades, las de adaptación y de aprendizaje, yo diría tan extraordinarias, que nos incitan a atribuirle otras puramente humanas y que, por supuesto, naturalmente no tienen. 

¿Cuál debe ser la actitud ética ante el caballo? La de respeto y cuidado ante lo valioso y vulnerable de nuestro noble bruto. Precisamente, el capítulo 3 está dedicado a “cuidar de sí mismo, cuidar de otro”
Otra cuestión ética, que no la última, se refiere a los profesionales de la enseñanza de la Equitación. En el capítulo 7º “ser profesionales, no sólo técnicos”, ADELA CORTINA nos habla de la importancia de la calidad educativa, de la diferencia entre lo que es un auténtico profesional y lo que es un simple técnico, de la ética de la responsabilidad profesional –definir claramente los fines, que no son los del cortoplacismo egoísta- y de universalizar la excelencia, en donde destaca la necesidad de aprender a competir consigo mismo, en no conformarse, en tratar de sacar día a día lo mejor de las propias capacidades, lo cual requiere esfuerzo.

Mi recomendación primera a colegas –todos más jóvenes que yo- que han optado, u optan, a los títulos de técnico deportivo, es siempre la misma y bien breve: aprende a enseñar lo que debas y no te limites a enseñar lo que sepas. 

También recomiendo al lector – máxime en estas fiestas navideñas- la oración del Dr. R. NIEBUHR, que la leí por primera vez en un libro australiano de caballos: “Horses are made to be horses” de R. MAIRINGUER. Mi versión castellana es como sigue:

Oh Dios, dame paciencia y serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar
                coraje y fortaleza para cambiar las que sí puedo
                y sabiduría para discernir ambas

Paz y espero que le sirva a alguien

miércoles, 18 de febrero de 2015

3 leyes de THORNDIKE. Publicado en la revista Galope



Las leyes de THORNDIKE, al contrario de las de NEWTON y de las que yo he llamado de la Mochila Inteligente y que se refieren a la mecánica, están ligadas al aprendizaje.
Gracias a ellas descubrí  que autores clásicos de la Equitación nos enseñaron a respetar estas leyes mucho antes de que se establecieran como tales, apenas hace cien años,  por el profesor de sicología del Teachers College de Columbia (USA) EDWARD L. THORNDIKE .  A título anecdótico, añado que a su interés por investigar sobre la teoría del aprendizaje colaboró la información recibida  sobre un caballo que realizaba operaciones matemáticas. Debió ser la historia de “Hans el Listo” con quien su propietario Wilhem von Osten se propuso probar su teoría de que los animales eran capaces de resolver problemas casi tan bien como los humanos.  Lo que sí acabó siendo una demostración impresionante de la efectividad de un entrenamiento específico y de cómo el condicionamiento puede conseguir las asociaciones más increíbles.  (A retener por nosotros, aprendices de caballista). Esto ocurrió en 1888.
En 1993, mi alumno JOSE LLIN me entregó como trabajo  final del curso de monitores regionales que impartí en mi tierra, “Apuntes sobre la Teoría del Aprendizaje” y, sobre lo que me escribió entonces –y tomé buena nota-, escribo yo ahora.  Para confirmar su vigencia he consultado recientemente a dos alumnas mías profesionales de la enseñanza: a Lucía –castellano-manchega- y a Noelia –castellano-leonesa-.  
Transcribo del trabajo de Jose LLin:
EL CONDICIONAMIENTO INSTRUMENTAL:
   El aprendizaje mediante condicionamiento instrumental puede resumirse en que “el efecto positivo de una acción tiende a reforzarla”
   Según THORNDIKE  este aprendizaje está ligado a tres leyes:
1)      Ley de la preparación o disposición.- Significa que la preparación o disposición del sujeto contribuye al aprendizaje , porque cuando un organismo está preparado para hacer algo, le satisface el hacerlo.
2)      Ley del ejercicio.- Dice que el ejercicio o práctica de la respuesta apropiada contribuye  a fortalecer  la conexión entre ella y el estímulo correspondiente.
3)      Ley del efecto.- La sucesión de estímulos y respuestas no basta para que se produzca el aprendizaje; sin refuerzo, el hábito no se forma. Esta ley afirma simplemente que cuando un acto va seguido de una recompensa, tiende a repetirse; mientras que cuando va seguido de un castigo disminuye la probabilidad de su repetición.
En definitiva, el condicionamiento instrumental o también llamado condicionamiento operante (SKINNER), significa que se aprende en función de las consecuencias que siguen a una determinada conducta. Si la conducta que emite el sujeto es seguida por consecuencias positivas o agradables, esta conducta tenderá a repetirse en el futuro.
Y de todo lo que dice THORNDIKE –y que yo suscribo-  quiero  resaltar una ley, la primera y, sobre todo, el por qué: “… porque cuando un organismo está preparado para hacer algo, le satisface el hacerlo”. Esto justifica lo que se viene  afirmando  en las mas recientes investigaciones sobre la búsqueda del bienestar del caballo. Pero que no data de ahora sino que hace 25 siglos Jenofonte   describió la actitud que adopta el caballo cuando quiere parecer bello y, si el jinete colaboraba , aquel trabajaría por placer.
“”Si, con una mano ligera, se le enseña al caballo  a trabajar, a subir el cuello y flexionar la cabeza, provoca en él acciones que él mismo ama y que le producen placer. Y hé aquí la prueba de por qué lo ama: cuando quiere pavonearse en libertad delante de otros caballos, y principalmente ante las yeguas, endereza su cuello y flexiona perfectamente su cabeza adoptando  un aire fogoso, levantando las patas con soltura y la cola en trompa. Entonces, si el jinete es capaz de ponerle en esta disposición, el caballo es capaz de sobrepasarse para hacerlo bello, le produce placer el trabajar, se vuelve magnífico, fogoso, brillante”” (Jenofonte: Peri  Hippiké).
Como dice P. Franchet d`Esperey, Jenofonte transcribía de esta manera en el dominio de la Equitación, los tres conceptos fundamentales de la filosofía de Sócrates (o San Sócrates), del cual era discípulo: lo bello, lo bueno y lo verdadero.  (Posteriormente, los romanos lo expresaron magníficamente en cuatro palabras, sólo que en latín: bonum, verum, bellum, convertuntur)    
Queda demostrado que ya por entonces, Jenofonte intuyó que si el jinete era capaz de poner al caballo en la mejor disposición, éste se complacería en hacer lo que se le pide de manera bella y buena, luego verdadera.
Después del oscurantismo medieval, vuelve a aparecer la literatura hípica. Tal vez la mas abundante de los  siglos XV y XVI sea la española –mas bien la ibérica-, pero como sigue estando mal vista todavía hoy, nada se habla de ella. Además, del tema que nos ocupa, no recuerdo que hable de él ni siquiera Pero Fernández de Andrada en sus dos magníficos libros , sobre los cuales escribí en esta revista GALOPE hace ya tiempo.
Ya en el siglo XVII, dos grandes autores, La Broue, franc és  (y mas que probable padre de la Equitación francesa), y el inglés William Cavendish  (Duque de Newcastle), coincidían en que había que enseñar al caballo a complacerse en todo lo que hiciera, hasta llegar a hacerlo libremente.  Este último también nos dejó otra frase que bien debiera tenerse en cuenta a día de hoy: “Arte y ciencia coexisten, creando el movimiento perfecto”.  Lástima que la mayoría de los actuales aprendices de caballistas se inclinen más por lo primero que por lo segundo. Pero no dicen la razón verdadera: sólo son capaces de esforzarse en lo que les gusta, montar a caballo, pero no son capaces de esforzarse en lo que, además,  se necesita: saber mas y mejor del caballo y de nosotros mismos: ejemplo de ello es conocer, en lo que nos atañe como caballistas, las leyes de Newton, las de la Mochila (Inteligente) y éstas de THORNDIKE. Lo que no cabe duda  es que estos conocimientos nos ayudan a ser mucho mejores caballistas y, también,  a serlo mas rápidamente. La frase “lo que la evolución ha enseñado en mucho tiempo, la cultura lo ha hecho en muy poco”,no parece que sea, para nosotros, lo importante que sí debiera serlo. Bueno, yo en la medida de mi experiencia de 73 años –cuando leas esto, hecho que nadie me puede quitar-, es lo que intento transmitir a los jóvenes….. que sois todos los mas jóvenes que yo; o sea, no pocos.
Otro importante enseñante del siglo XVIII fue Rousselet, q            uien decía que hay que hacer amar la obediencia al caballo. Importante intuición,  pero la ciencia de entonces no daba para mas. Por aquel entonces, Bourgelat sí que nos hace un buen anticipo de la transformación (o sea, cambio)  del caballo por el entrenamiento. Pero no habla del aprendizaje.
Siglo XIX, parada obligatoria para aprender –y cuestionar- lo que nos intenta transmitir Baucher sobre todo sobre el tema aprendizaje y no tanto  sobre la técnica de la Equitación. Por ello me voy a limitar a citar a los importantísimos autores alemanes  L. Seeger, G. Steinbrecht, alumno del anterior (y, sin lugar a dudas, el mas importante) y P. Pliztner, alumno a su vez de Seinbrecht . En el prefacio de la primera edición de “El Gimnasio del Caballo” dejan bien claro Steinbrecht como Plintzner –tanto monta- que van a tratar del “desarrollo lo mas armonioso y completo de los dones del cuerpo del caballo”. Su preocupación filosófica no va mas allá de  “no tener que reprocharse amargamente a la vejez el haber arruinado  muchos caballos buenos, y el haber causado a otros, o a sí mismo, una pérdida importante – sin hablar del pecado que supone  el estropear tan útil y noble criatura”. Pero Baucher, además de ser un magnífico ejecutante a caballo –auténtico equitador-, no lo fue menos como enseñante o, al menos, como filósofo de la Equitación. Una filosofía totalmente práctica y que responde a la mayoría de las interrogaciones hípicas que hoy, en pleno siglo XXI, se nos plantean. El gran problema con que nos encontramos hoy es que la comunicación rápida, los desplazamientos rápidos, la vida rápida, hasta la comida rápida, van en contra del aprendizaje: lectura lenta, gestos lentos, que son los que nos permiten asimilar los nuevos conocimientos.
Baucher, entre otras intuiciones geniales, no se cansa de decir –incluso de varias maneras- que la posición precede a la acción. Aún llega mas lejos con su:  “coloca y deja hacer”: el colmo de la 1ª ley de THORNDIKE, la cual también nos explica el por qué ¡fundamental!. Es como si le dijéramos al caballo: “te guío en la primera mitad del camino y en la segunda te las ventilas tú para seguir haciendo lo que yo quiero….. porque te sientes impelido, o predispuesto, a ello”. Con razón llega a decir: “que el caballo crea que es nuestro amo para que acabe siendo nuestro esclavo”. Y para mas aclaración de esto último, lo que él mismo dice: “el tiempo, que cambia las costumbres, no cambia menos el sentido de las palabras”.
Conclusión: 24 siglos antes de ser inventadas, ya se aplicaban en la Equitación las 3 leyes 3 de THORNDIKE. Hoy en día su conocimiento nos aclara algún por qué de las múltiples interrogaciones que se nos plantean. Saber mas para conocer y montar mejor. O, también, saber mas para acabar sabiendo hacer mejor. La mejor manera, creo, de hacer feliz al caballo  

Paz y espero que le sirva a alguien             

martes, 3 de febrero de 2015

Nº1 de la revista Cero Puntos, sobre salto y completo

Desde el pasado domingo está disponible el primer número de Cero Puntos, nueva revista especializada en salto hípico y concurso completo de equitación. Es una revista de difusión gratuita, que además de la versión on-line se puede descargar sin coste alguno en pdf, y que está especialmente maquetada para que pueda ser leída con comodidad en cualquier dispositivo electrónico, incluso en un teléfono móvil. Por otra parte, su formato digital le permite contener enlaces a vídeos y mucha más información adicional de la que hay a simple vista.

La revista se divide en tres grandes bloques, uno de secciones generales (entrenamiento, nutrición, etc.), una específica de salto y otra de completo. El resultado son 125 páginas enfocadas 100% en ambas disciplinas. Puedes leerla aquí abajo directamente, pasando las páginas con las flechas del cursor que estan en el marco de la revista.



 La sección del Cura tiene por título 7 preguntas al Cura, en la que hablamos de cuestiones básicas que atañen a caballos de salto y de completo.


Para más noticias y asuntos relacionados con Cero Puntos: www.ceropuntos.es