sábado, 21 de abril de 2012

GESTO CONFORTABLE Y ECONOMICO 1 (Artículo publicado en la REVISTA GALOPE)

Por supuesto que me refiero al del caballo
¿Por qué el gesto confortable y económico del caballo? 
Porque a lo largo de la historia es lo que menos se ha tenido en cuenta en el caballo y es, desde hace poco más de medio siglo, que ya vamos conociendo. 

La ergonomía y las ciencias del deporte datan de bastante menos de un siglo, y fueron las primeras en preocuparse por el gesto confortable y económico del trabajador o deportista humano. Yo creo que esta expresión: gesto confortable y económico, es la que mejor define lo que en cada momento hemos de pedirle al caballo, sea cual sea la disciplina. 

De la misma manera que en mi anterior artículo de esta revista “Galope” hablaba del galope propio de cada disciplina, pienso que es muy importante saber cual es el gesto más apropiado de cada momento para el caballo, para que a éste le resulte “natural” el hacerlo y económico, es decir, que le suponga el mínimo esfuerzo necesario. En la literatura hípica –y clásica- francesa, se utiliza a menudo la expresión, refiriéndose a las acciones del caballo, “sentirse bien en su piel”, o sea, que haga lo que tenga que hacer de la manera más confortable posible. Porque el caballo, al faltarle en su cerebro la corteza prefrontal como a todos los animales –esta corteza es privativa de la especie humana, y es la que posibilita el razonar-, su bienestar mental depende en gran medida de su bienestar físico: que haga lo que tenga que hacer de la manera más confortable y con el mínimo desgaste. 

Cuando se dice que a un caballo no se le puede pedir más que aquello para lo que esté capacitado a hacer en ese momento, siempre me viene a la memoria el capítulo X de El Principito, en el que habla de un monarca muy absolutista “pero que siempre da órdenes razonables”. A lo largo de la historia, si en algo le ha fallado el hombre al caballo ha sido , precisamente, en no buscar el gesto confortable y económico del caballo. 

El texto acerca de caballos más antiguo que se conoce, es el “entrenamiento del caballo hitita”, la primera parte obra de Kikkuli –la segunda parte de inspiración kikkuliana-, y fechada hacia 1350 antes de Cristo. Es curioso el hecho de que entre el principio y final del texto, han pasado más de 150 años sin apenas cambiar la técnica del entrenamiento de caballos –enganchados, aún no se les montaba-, y cuyo objetivo era la guerra. Es un claro ejemplo de persistencia obstinada en el error, el mantener el tiro desde el collar, en lugar de buscar un tipo de tiro más racional . Increíblemente éste se consigue en el siglo X de nuestra era cuando alguien inventa el collerón rígido, con el cual el caballo puede estirar el cuello y tirar de una manera confortable y económica. Hasta entonces, los problemas de tracción de cualquier tipo, el hombre los resolvía por medio de la tracción colectiva: la disposición entonces de prisioneros o esclavos acababa resolviendo los problemas. Con el caballo hicieron lo mismo: si un caballo se asfixia (porque tiraba de la tráquea) tirando de un carrito ligero, se busca la solución añadiendo caballos hasta llegar a la cuadriga, con lo que el caballo casi no llega a asfixiarse. Pero a nadie se le ocurrió cambiar el sistema de tiro, cambiando un collar –como el de un perro- por un petral o por un collerón rígido. Este es el motivo por el que la labranza y el tiro pesado, hasta principios del siglo XII de nuestra era –o sea, casi 2500 años después de los textos kikkulianos- era privativa de los bueyes. Cuando se cambió el sistema de tracción –ya un sistema racional- pronto se dieron cuenta que el caballo era capaz de hacer el trabajo de cuatro bueyes. 

Así pues, el collerón rígido fue el primer paso en la búsqueda del gesto confortable y económico del caballo. Gracias a la nueva invención, el caballo pudo tirar “naturalmente” de un arado y de una carreta. 

La segunda “persistencia en el error”, fue no entender los “desarreglos” que ocasiona una persona al montarse en un caballo. La respuesta más simplista –y errónea- que de siempre se ha dado, ha sido la del desequilibrio causado por el peso del jinete, por su posición más próxima a las manos que a los pies, con la consiguiente sobrecarga de las espaldas. Sin lugar a dudas, este hecho salta a la vista. En cambio, hay otro desequilibrio, que en absoluto “salta a la vista”, tan importante como aquel: el fisiológico. ¿En qué consiste? En que la estructura del tercio anterior del caballo no es rígida como la del tercio posterior por la falta de clavículas que unan el tórax a las extremidades anteriores. El peso del jinete no sólo desequilibra sino que distorsiona cadenas musculares con lo que el desorden en el caballo es inevitable. Por si esto fuera poco, la mano del jinete de natural tiende a ir siempre hacia atrás; consecuentemente el cuello del caballo tenderá a encogerse . Precisamente, cuando más necesita el caballo estirar el cuello –y esto sólo es posible cuando baja la cara- , el jinete, por ignorancia no le deja. 

CHAMORIN, y sobre todo LICART, fueron los primeros en tomar conciencia de la importancia de la base del cuello del caballo. Pocos años después, el Dr. ANDRE, explica minuciosamente (yo creo que nadie le ha superado) por primera vez el desarreglo fisiológico y sus consecuencias. (Uno de los pocos detalles que se le escaparon a LICART. Tal vez lo justifique el hecho de que no fuera veterinario. Lo que no cabe duda es que, pie a tierra y montado, conocía al caballo como muy pocos). 

Un detalle que, al menos a mí, me llama la atención: si resulta que el mayor problema que se le causa al caballo es el desequilibrio físico, ¿cómo puede ser que sin cambiar lo más mínimo su posición el jinete –o sea, sin cambiar para nada ni su equilibrio ni el del caballo- al final de la doma, no sólo recupera el equilibrio perdido , sino que es capaz de mejorarlo con jinete incluído? Pues porque el problema “equilibrio físico” se resuelve con la gimnasia adecuada para restaurar el equilibrio fisiológico, con lo cual el caballo vuelve a encontrarse cómodo porque cada cadena muscular recupera su función natural. Llevada a buen fin la gimnasia, hace capaz al caballo de moverse mejor montado que libre. Y toda gimnasia, humana o equina, en definitiva busca el gesto confortable y económico del atleta. El problema está en conocerlo.
Continuará...

Paz y espero que sirva a alguien

lunes, 16 de abril de 2012

ETOLOGIA (por Vicente Franch)

Llevo casi dos años y medio escribiendo de lo que yo entiendo como los fundamentos de la Equitación. Y resulta que, siendo sólo una asignatura de la Equitación, dentro de dichos “Fundamentos”, y para que estos sean debidamente inteligibles, aún hay otra asignatura –la Etología- que nos ayuda a aclarar debidamente dichos fundamentos. Y como tengo un buen amigo que sabe de Etología muchísimo más que yo, le he convencido para que nos vaya aportando conocimientos del caballo que a todos nos van a interesar. 
Así pues, cedo la palabra a mi amigo Titín, futuro catedrático en Etología del caballo porque, no sólo es un practicante entusiasta, sino que además dedica muchas horas a la investigación. 

Paz y espero que a todos nos sirva. 

Hola, 
Me llamo Vicente como ya sabéis por la presentación de José Manuel. Llevo estos últimos 10-12 años dedicado al estudio del comportamiento de los caballos, lo que académicamente llamaríamos etología equina. Llegué aquí desde la equitación, al principio buscando fórmulas mágicas para al final encontrarme, como el cura dice, con una asignatura larga por no decir interminable en su aprendizaje. Me pidieron que le diera un nombre, algo que me costó al principio porque no quería entrar en sectarismos ni maneras diferentes, algo que he encontrado demasiado a menudo en estos últimos años y en torno a la etología equina aplicada (para mí hay dos formas de hacer con los caballos: la buena y las que se aproximan a ella y la mala y las que se aproximan a ella). Yo siempre he pensado que la tradición es respetable y tiene saber aunque como todo en el mundo, está ligado a una evolución contínua. En su momento mejoramos la montura, las embocaduras, tomamos conciencia del cuerpo del caballo y ahora la etología nos ofrece tomar conciencia de la mente del caballo, que como todo lo anterior, es un aporte a la continua evolución de la equitación y no una forma distinta. Al final y a pesar de todo, le he puesto nombre a la criatura: relación. Vamos a relacionarnos con un ser de una especie diferente con el que deseamos interactuar. Lo más importante será el conocimiento de este ser, en este caso, los caballos. Aquí es donde debemos puntualizar entre el conocimiento del caballo como tal y las respuestas de los caballos ya humanizados. Todas nos dan información, pero la previa y la que nos va a sentar la base va a ser conocer como es el “espíritu” del caballo, ya que la respuesta humanizada está condicionada al manejo desde la cría hasta la doma. Para entender a nuestros caballos, (que en el mejor de los casos viven en situación de semi-libertad), para saber si realmente sus respuestas son las naturales, tendremos que tener el conocimiento de las respuestas que tengan los caballos no humanizados. Esto solo lo podremos lograr a través de estudios de campo de larga duración. De estos estudios han salido dos conclusiones: unos ven las manadas jerarquizadas con dominantes y sometidos (liderazgo dominante), otros vemos una manada sin un orden social determinante, por supuesto sin sumisión ni dominación. Esto es el liderazgo natural. Este se basa en el conocimiento propio de cada individuo que interactúa en la manada, útil para saber elegir a quién seguir en el único caso en que ellos necesitan ser liderados: peligro por depredadores o por falta de recursos. Por lo leído y observado por los cientos de potros desbravados y los cientos de caballos “resabiados” recuperados, por la experiencia de estos últimos años intentando aplicar estos conocimientos en una pequeña yeguada de prá, he llegado a la conclusión de que evidentemente es el liderazgo natural lo que se impone en los caballos. Para terminar, un ejemplo: imaginad a vuestro perro, imaginad a vuestro hijo o empleado, e imaginad a vuestro caballo, y ahora imaginad que estáis regañando fuertemente a vuestro perro y si la relación es normal, vuestro perro mete su cola entre las piernas, agacha las orejas e incluso se tumbará boca arriba mostrando sumisión ofreciendo su cuerpo. Seguramente con menos exageración será la respuesta de un empleado, o un hijo al que se le regaña. Somos primates. Ahora imaginad gritando y regañando a vuestro caballo en el campo. Podríamos pensar mil anécdotas concretas que se saldrían de lo normal, pero si somos honestos, todos sabemos lo que nuestro caballo haría: se marcharía. Pensad ahora cuántas veces habéis visto cuando un caballo o yegua echa a otro, quedarse y ofrecer su cuerpo. Salvo casos anecdóticos, nunca. Ellos pueden controlar el espacio pero no a los individuos, es su forma de vivir. En la próxima y para los que les haya despertado cierta curiosidad, y con esta presentación por delante, hablaremos de cómo son los caballos, como viven en libertad y qué partes son aprovechables del conocimiento que esta observación nos da. Un saludo.