viernes, 25 de noviembre de 2011

PLUVINEL

PLUVINEL, LA GUERINIERE...... y nuestra vaquera



Ya hace tiempo que pienso que, para un buen conocimiento de la Equitación que practicamos en el siglo XXI, es conveniente conocer lo mas a fondo posible la historia del caballo desde su domesticación. Como el orden de los factores no altera el producto, mi parada de hoy la hago en la época en que se pusieron de moda los pilares. Y como de esa época tenemos magníficas ilustraciones gracias a CRISPIN DE PAS y a PARROCEL, nos resulta mucho mas fácil entender a los grandes caballistas que fueron PLUVINEL y LA GUERINIERE.

Como puede deducirse del párrafo anterior, CASI pongo en el mismo nivel a los autores de los libros, con sus respectivos ilustradores. Aunque el CASI sigue siendo importante, no cabe duda que las ilustraciones nos aclaran muchos conceptos. (Si STEINBRECHT hubiera ilustrado sólo un poquito su "Gimnasio del caballo", seguro que muchísimos mas aficionados lo hubieran leído. Así se queda en un ladrillo indigestible).

Yo voy a dar mi opinión acerca de los pilares. A partir, en primer lugar, de las ilustraciones. Previamente vamos a situarnos en la Historia. Antoine DE PLUVINEL, nació en 1555 y murió en 1620. Escribió "La instrucción del Rey en el ejercicio de montar a caballo" con ilustraciones de CRISPIN DE PAS.


FRANÇOIS ROBICHON DE LA GUERINIERE, también francés, nació en 1688 y murió en 1751. Escribió "Escuela de a caballo" en 1733 y se publicó en castellano en 1787. Este libro lo ilustró el genial PARROCEL. Casi un siglo y medio los separan, pero, a juzgar por las ilustraciones, la Equitación de entonces muy poco había evolucionado. No cabe duda que LA GUERINIERE ha supuesto un salto cualitativo importantísimo: un concepto totalmente nuevo de la Equitación. Pero aunque el vino fuera nuevo, los odres seguían siendo viejos. En lo más aparente, se seguía viendo lo mismo.


¿Qué cosas me han llamado la atención en las ilustraciones para acabar buscando el por qué de los pilares?


1º Los caballos representados -todos pertenecientes a la alta aristocracia luego, se supone, los mejores- son tipo español -o andaluz, los más cotizados entonces-, y de una alzada que apenas superará el metro y medio. Hoy en día, serían caballitos, poco más que un poni "D".


2º Los bocados, con unas camas enormes. Y lo peor, porque no se ven, es que algunas embocaduras eran terroríficas (sobre todo en la época de Pluvinel). Hoy diríamos que con esos bocados se podría parar hasta a un tren de mercancías.


3º Las piernas, totalmente estiradas, como si se fuera de pie, lo cual debía ser incomodísimo. Era la monta a la brida. En España ya se montaba a la gineta, y estoy seguro que nuestros antepasados ya lo hacían bastante mejor que los franceses. Por dos razones fundamentales, creo yo. La primera, que durante la Reconquista, en las escaramuzas no se montaba en tropel, sino que cada jinete debía tener un muy buen control de su caballo. Y segunda, que la tauromaquia ya llevaba mucho tiempo institucionalizada como sucedáneo -humanitario- de los torneos y justas medievales en Europa. Y tanto en la plaza como en el campo, eran necesarios caballos, al menos, manejables para no correr peligro.


¿Manera de conseguir que esos caballitos, a pesar de esos hierracos -auténticos frenos- y de una posición de pierna poco útil, fueran adelante? Amarrado a los pilares y con la fusta manteniendo bien activos los pies. Seguidamente la naturaleza del caballo, pondría el resto: ganas de ir adelante y de colaborar, a pesar del trato (más bien, maltrato) recibido. A partir de esa actividad de los pies, aparecen el piaffé y demás virguerías que aprende el caballo en los pilares.

Mi conclusión de los pilares: la mejor manera de poner adelante a cualquier caballo , a pesar de los medios coercitivos que de siempre ha utilizado el hombre para ponerle difícil, precisamente, el ir adelante. Aunque yo prefiero hablar del "gesto confortable" del caballo. Transcribo un párrafo del capítulo XIII de "Escuela de a caballo" de La Gueriniere:
“Un hombre sabio de á caballo ha dicho, y con razón, que los pilares dan espíritu a los Caballos; porque el miedo del castigo, despierta y tiene siempre en un movimiento activo y diligente a los que son perezosos y dormidos; teniendo por otra parte la ventaja de apaciguar a los que son
de un natural colérico y fogoso; porque la profesión del paso de movimiento, que es un paso sumamente escuchado y sostenido, les obliga a poner atención en aquello que executan: que es por lo que contemplamos los pilares, no solamente un recurso para descubrir la fuerza, gallardía
ligereza y buena disposición de un Caballo, sino también como un medio de comunicar estas mismas circunstancias al que no las tiene”

Como en el título de la lección nombro a nuestra vaquera, voy a seguir transcribiendo a La Gueriniere cuando habla del "cabezón", que es nuestra serreta de toda la vida.
Empieza citando a LA BROUE: “El cabezón se inventó para retener, levantar y aligerar al Caballo; …..para asegurarle la cabeza y la grupa, sin ofenderle la boca ni el barboquejo”. A continuación cita al Duque de NEWCASTLE : “El cabezón (dice), sirve para retener al Caballo, ….. para conservarle la boca, los asientos y el barboquejo; …….”

A continuación es el mismo La Gueriniére quien dice: “El cabezón y la brida son muy diferentes en sus efectos, por la grande diferencia que hay entre las partes en que labran”; “que el camino más corto para hacer un Caballo, es el del uso del cabezón, auxiliado de la brida”. “El cabezón es utilísimo usado por un hombre inteligente, y muchas veces perjudicial ponerle en manos de los principiantes”. “Por lo que es también excelente el cabezón en los principios, porque no labra en la boca ni en los labios del bruto, ni tampoco en el barboquejo, que es parte sumamente delicada”

De donde se concluye que la serreta –con un grado de agresividad que puede ir de cero al infinito- tiene una misión fundamental totalmente distinta a cualquier embocadura: hacer que el caballo se aguante él sólo. El papel que se le ha otorgado en la vaquera de siempre.

4 comentarios:

  1. jose manuel: "hacer que el caballo se aguante él solo", no se puede explicar mejor. La serreta -a mi gusto forradita- como cualquier otro instrumento que es bueno salvo que se haga un mal uso de él, sólo un hombre que piense tanto en el bienestar de los caballos puede tener unas miras tan amplias como tú. Y su uso como la buena mano sin tirones inadecuados, que dos no luchan si uno no quiere, saludos-eduardo

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  2. Estimado José Manuel:

    Interesante tema, aunque por otra parte espinoso en lo concerniente a la serreta. Por aquí abajo, por desgracia, más que un uso a veces se ha hecho de ella un abuso, destrozando la nariz de muchos caballos, dejando cicatrices vitalicias en el exterior...y lo que es peor, en la mente del noble bruto. Pero en esto, como en todo, parece que vamos a mejor.

    Con respecto a las ilustraciones de "La escuela de a caballo", a mi también me llamaron la atención las larguísimas camas de los bocados, y la extensión total de las piernas de los jinetes, aunque esto último lo hemos podido ver en muchos cuadros de épocas algo posteriores.

    Con respecto a la monta a la jineta, preciso un par de datos que seguro conoces, pero que me permito añadir como complemento a tu texto:

    - La monta a la jineta se extendió por toda España en el inicio de la era moderna, pero su llegada a la península corre a cargo de los cenetes, tribu beréber de los Benimerines, quienes llegan a finales del siglo XIII para entrar al servicio de Muhammad I, rey de Granada (tomado de: José Aguilera Pleguezuelo: El caballo español e hispano-árabe, Ed. Almuzara, Córdoba, 2006, pág. 167.)

    - Las técnicas, armas, caballos y tacticas de los hispano-árabes ejercieron una influencia continua en sus vecinos reinos cristianos, hasta el punto de que en 1390, se promulga el Ordenamiento de Lanzas, que mandaba a todos los vasallos del rey residentes desde Villa Real hasta el Sur, estuviesen armados a la jineta (Francisco Rivas Rivas, Omnia Equi, Ed.
    Almuzara, Córdoba, 2005, Capítulo III: Combatientes de frontera).

    Un saludo.

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  3. querido jose manuel, a mi me encanta la serreta para hacer comprender que no se apoye ,es muy precisa en la correccion, que se sostenga el por si mismo y lo que mas lo agradecen son mis brazos y la boca del caballo, la reunion ya la veo mas lejos, muchas gracias por exponer el tema , xapo.

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  4. Tomas, me interesa mucho que te pongas en contacto conmigo. Necesito que me orientes sobre documentación. E intercambiar. Mi correo es:
    josemanuel.salespons@gmail.com
    Lo que le digo a Tomas, sirve también para todos mis lectores que os pueda servir

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