jueves, 25 de abril de 2013

SOBRE EL BOCADO DE ACCIÓN DIRECTA (R. Monterreal, R. Enrique)

Os presento un experimento hípico muy interesante -e innovación-: experimento por la fase en que está e innovacion porque surge pensando en el caballo en lugar de hacerlo en el  jinete; como  debe ser en los tiempos que estamos.
Yo ya lo he experimentado con varios caballos distintos pero durante muy poco tiempo en cada uno de ellos.Consecuentemente, ni puedo ni debo expresarme. Y estoy esperando fotos y comentario de un alumno mío, pero hasta que lleguen, prefiero publicar la presentación de sus inventores, Rafael y Raul. Y cuando llegue el correo de Holanda -espero que no me lo haga llegar a caballo-, publicaré más.
Lo dicho, lo que va delante, va delante.
Como siempre, espero que os sirva. Y paz
 
 
SOBRE EL BOCADO DE ACCIÓN DIRECTA
R. Monterreal, R. Enrique
Basta ojear Mosemans’ Illustrated Guide for Purchasers of Horse Furnished Goods (New York, 1892) para apreciar, aunque sea sólo parcialmente, lo mucho que el ingenio del hombre ha sido capaz de crear para el gobierno del caballo. De entre todas estas invenciones, corresponde al bocado la mayor diversidad, pues no en vano es mediante éste que el jinete frena, conduce y ayuda al caballo. Aunque estas tres funciones básicas puedan ser realizadas de otras muchas maneras, jerárquicamente el bocado se halla en la cúspide de todas las alternativas conocidas, al menos para todos aquellos jinetes que podríamos denominar clásicos. Pero la pregunta que inmediatamente nos viene a la mente es por qué. Por qué ha suscitado el bocado ese continuado interés a lo largo de la Historia; por qué tantos modelos diferentes de bocados y, al mismo tiempo, por qué después de tanto derroche creativo, es la boca del caballo lo que más ha incomodado y preocupado a la inmensa mayoría de los jinetes de todas las épocas, incluida la nuestra. Nosotros desconocemos la respuesta, pero nos inclinamos a creer que el ser humano ha dado reiteradamente crédito a la hipótesis de que la voluntad del caballo puede ser suficientemente bien gobernada con la sola intervención de una máquina.
Movidos seguramente por la misma inquietud, hemos propuesto nosotros también un nuevo modelo de bocado, con la esperanza de que esta máquina llegue a mediar de forma diferente entre las voluntades de jinete y caballo, tan divergentes en sus orígenes, pero tan vinculadas de hecho en la vida cotidiana. Le agradecemos por ello sinceramente a José Manuel Sales el que nos haya brindado la oportunidad de divulgar en su magnífico blog las ideas que sustentan este nuevo diseño.
Todos los bocados pertenecen al género de las denominadas máquinas simples. Son máquinas que han ayudado al ser humano desde sus orígenes, dada su sencillez y uso intuitivo, tales como las palancas y poleas. De algunas de estas máquinas se ha servido el hombre para, mediante las riendas,  alcanzar la boca del caballo y actuar sobre ella con diversos propósitos. Hay máquinas simples de empleo cotidiano cuyo funcionamiento es plenamente intuitivo y su mal uso carece de consecuencias, como puede ser un cascanueces o un sacacorchos. Por el contrario, otras pueden llegar a ser bastante intuitivas también en su manejo, pero su mal uso conlleva unas consecuencias desastrosas, como por ejemplo, unas tijeras o un bocado. Muchos jinetes probablemente desconozcan que la acción de toda máquina simple y, por tanto, de cualquier bocado, puede describirse matemáticamente, de modo que la fuerza resultante de la acción del jinete a través de las riendas sobre la encía del caballo puede ser calculada con gran precisión. El resultado de algunas de las fuerzas que debe soportar el caballo sobre los asientos de su encía, incluso en bocados de uso cotidiano, son ciertamente muy intensas, y al menos una vez en su vida los jinetes deberían conocer la magnitud real de las fuerzas que su caballo soporta cotidianamente. No vamos a entrar aquí, por razones obvias, en la descripción de la física del bocado, pero proporcionaremos esta información a cualquier lector interesado[1].
El concepto de bocado que proponemos introduce algunos elementos que lo diferencian del resto de los frenos de barbada (bocados convencionales), y que se resumen en los siguientes puntos:
a)     La máquina no es una palanca de segundo género, sino de primero, de modo que la ecuación que describe su dinámica es diferente.
b)     La resultante del sistema de fuerzas en esta máquina de primer género es siempre perpendicular a los asientos de la encía, de tal forma que se mejora la eficacia del freno así como su estabilidad en la boca del caballo.
c)      El bocado no gira antes de entrar en acción lo que, unido al diseño de sus alacranes embutidos en los portamozos, proporciona un tiempo de respuesta a la acción de la mano mucho menor.
d)     Como consecuencia de lo anterior, el cañón del nuevo bocado está girado 90º respecto al del bocado convencional; ello conlleva el que la lengua se acomode permanente bajo el desveno, lo que proporciona confort al caballo.

Normalmente los jinetes saben si un hierro es duro o no, pero realmente desconocen en qué cuantía. Creemos que es importante saber cuán fuerte es el hierro que vamos a utilizar y, además, en qué se diferencia de los demás a la hora de llevar a cabo una determinada elección. Para cuantificar el grado de dureza del bocado hemos de recurrir a la denominada Ventaja Mecánica (VM) de la máquina simple. La VM, adaptada al caso particular del bocado, la definimos como el cociente entre la fuerza resultante que actúa en dirección perpendicular a los asientos de la encía y la ejercida por el jinete al tensar las riendas. Su interpretación es sencilla: si un bocado tiene VM = 3, significa que si el jinete tira de las riendas con una fuerza equivalente a 1 kg de peso, el caballo recibirá sobre las barras de su encía la equivalente a 3 kg. Todo bocado, como máquina simple que es, tiene su propia VM. Cuando diseñamos este bocado pensamos que sería muy útil para el jinete poder cambiar la VM sin cambiar de bocado, en función del tipo de monta que fuera a realizar y, por supuesto, conocer en todo momento la VM de su hierro. El resultado ha sido un bocado de piernas intercambiables sin el auxilio de herramientas, calibradas y grabadas de tal forma que el jinete puede conocer siempre la VM que está empleando o vaya a utilizar en diferentes situaciones (figura 1).

Fig. 1 Montaje y vista final del bocado de Acción Directa

Fig. 2 Diseño CAD del bocado de Acción Directa y su ajuste en un PRE

         Este bocado, tal y como se preguntarán muchos lectores, exige un ajuste diferente, así como un aprendizaje inicial por parte de jinete y caballo, ya que proporciona una sensación al contacto y al apoyo algo distintas. Las acciones de la mano, cualquiera que sean, son más inmediatas, y el contacto puede parecer inicialmente demasiado firme, aunque esta sensación se modera progresivamente con el uso. Según nuestra propia experiencia, así como la de los (muy pocos) jinetes que desinteresadamente nos han hecho el favor de probarlo, creemos que probablemente este bocado ayudará a los caballos que presentan en general dificultades con la embocadura.
         Gracias de nuevo, José Manuel, por haber probado nuestro hierro, por tu enorme interés y comentarios, así como el ofrecimiento de tu blog para ayudarnos a divulgar a los demás jinetes lo que sin duda es otra ocurrencia hípica más que añadir a la ya larga lista.

R. Enrique (enriqueorts@gmail.com)


[1] Monterreal, R. “Sobre el bocado de Acción Directa para enfrenar caballos”.

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