viernes, 27 de junio de 2014

RESETEAR LOS CONCURSOS MORFOLOGICOS



Como seguidor de algunos concursos morfológicos de PRE., uno se acostumbra a las polémicas por los ganadores, algo normal y habitual.  Pero como amante de los caballos, no se acostumbra a ciertas cosas muy preocupantes de este tipo de concurso. La más importante y básica es la que afecta a la salud de los caballos, que es lo que ante todo debemos cuidar. A día de hoy hemos llegado a un punto en que para tener alguna opción de conseguir una buena clasificación en un concurso morfológico es obligatorio llevar a tu caballo obeso, gordísimo. La obesidad se premia. O dicho de otra manera, para ganar conformidad con algún lector, si llevas a tu caballo/ yegua a un concurso morfológico con los kilos adecuados según su edad y entrenamiento, los jueces casi con toda probabilidad no la calificarán bien -por delgada-, poniéndola varios puestos por debajo de lo que le correspondería si la hubieras presentado cebada como un cochino.

Cualquier profesional de la medicina asegura que la obesidad no es un estado saludable, es insano, y con toda probabilidad si acudes a una consulta médica simplemente para un chequeo y eres obeso, el facultativo de turno tomará medidas mediante la aplicación de un tratamiento médico. Creo que no es justificable, ni ético, poner en juego la salud de los animales, y menos para satisfacer el canon de un concepto puramente estético, como son hoy los concursos morfológicos. Tampoco me cabe duda sobre que un caballo gordo tapa muchos defectos, y que personas muy experimentadas no son capaces de adivinar como sería en realidad ese caballo si estuviera en unas condiciones de peso y entrenamiento adecuadas. Por lo que la gordura además  de tapar y esconder defectos, engaña, incluidos a los jueces.

Hay ocasiones en las que simplemente hay que replantearse los conceptos más básicos para ver mejor:
  • ¿Qué es un concurso morfológico?
Aquel en el que se ponen en orden clasificatorio a los caballos/ yeguas dependiendo de su conformación. Se supone que a mejor conformación, mejor clasificación.

  • ¿Qué es una buena conformación?
Aquella que permite al caballo/ yegua realizar el trabajo al que esté destinado con mayor tendencia a permanecer sano, a no tener lesiones.

Los morfológicos de P.R.E. se posicionaron y estacionaron hace ya años en el conformismo, haciendo una pantomima de  prueba de funcionalidad con un nivel bajísimo en machos -doma para pasear-, y una trotadita de la mano en hembras. Han cubierto el expediente. Se han conformado en que el uso del caballo es y va a seguir siendo solo ese: los machos pasear y las hembras ni eso, ¡ todas a criar, ya que no hay ni que domarlas, ni montarlas! Con este nivel de exigencia, no nos queda más remedio que aceptar que no importan los aplomos que tenga el ganador, o los 700 kilos que pese una hembra, o si tiene un tórax amplio, o no tiene cruz, o si la grupa es corta, o si el fémur es muchísimo más corto que la tibia, o si tiene patitas de cabra………….., ya que con los esfuerzos exigidos nunca se van a lesionar.

En los concursos morfológicos actuales, los responsables de clasificar los caballos- enarbolando la bandera del prototipo racial, o de las características raciales-, con facilidad se inhiben o sortean su obligación de dar la importancia adecuada a aquellos defectos que pudieran poner en peligro la salud del caballo en el caso de que tuviera que trabajar medianamente fuerte en alguna disciplina deportiva. Es decir, en su búsqueda de un prototipo racial, pueden contemplar como descalificante una mala forma del ojo en una yegua con un dorso muy bueno, y pueden premiar una yegua con una forma de ojo muy racial pero con un mal dorso. Completamente al contrario de lo que debería ser. Con un buen dorso y un ojo con una forma u otra se puede tener una yegua para montar y trabajar, pero una yegua con un mal dorso probablemente presente problemas de salud cuando se la trabaje, independientemente de la forma que tenga su ojo.

Este enfoque único de los concursos morfológicos hacia los prototipos raciales, ranciamente estáticos en la estética,  y sin enjuiciar a los animales por su conformación es -en mi opinión- enormemente injusto con la raza por dos razones: Hace que pasen de generación en generación animales con defectos de conformación que  aumentan la tendencia a no permanecer sanos, a tener lesiones en el caso de que tuvieran que trabajar. La segunda razón es porque muchos caballos con una gran conformación pero con defectos raciales tienen que quedarse en el anonimato. Simplemente se quedan en casa, ya que no tienen ninguna opción de destacar en los morfológicos, mientras se mantengan éstos criterios puramente estéticos. Es lo que a veces oímos en alguna cuadra: “es un buen caballo PRE, lástima que parezca un cruzado, un inglés o un Hannoveriano”, y como coletilla – qué coincidencia-,  “es un muy buen caballo trabajando, tiene muchos medios”.

Viendo el vaso medio lleno. Por favor, no más obesidad en las pistas de los morfológicos, ya que se incita a la enfermedad y se tapan defectos que imposibilitan una adecuada forma de juzgar un caballo. Premiemos conformaciones que permitan evitar lesiones y enfermedades, y siempre de cara al uso deportivo del caballo, incluido el paseo, pero no exclusivamente el paseo. Hay que aumentar el nivel de exigencia existente, -algo más que la actual trotadita de la mano en hembras, y la básica prueba de funcionalidad en machos, ya que los caballos pueden servir para otras cosas y desde luego para algo más que pasear, y las hembras para algo más que para ser admiradas, pero sin montarte encima. Diversifiquemos los usos y esto traerá como consecuencia una diversificación de conformaciones  ideales -verdadero enriquecimiento para una raza- ya que es como quitarle el corsé. Los juicios sobre acercamiento al prototipo racial, siempre deberían hacerse de cara y con posterioridad a estos criterios.

Las diversas conformaciones ideales según los diferentes usos, están más claras que el agua. Cada vez los caballos dedicados al salto son más clónicos entre si, y los de carreras, y los de doma, cada vez se parecen más entre si según su uso. Es lo mismo que pasa con los coches, los Fórmula 1 son cada vez más parecidos entre si,  o con los coches de rally. Un caballo de carreras con la grupa corta, o las palomillas atrasadas o la espalda vertical es dificilísimo de encontrar, ya que debido a su trabajo- correr-, se han seleccionado durante generaciones grupas más largas, espaldas más oblicuas y palomillas más adelantadas. Al contrario que un caballo de doma, que tendrá las espaldas más verticales, y puede permitirse tener algo más retrasadas las palomillas, y que la grupa tenga un mayor ángulo, lo que le otorgara un poco más de facilidad para articular la lumbo sacra y bajar la grupa. Igual que es más difícil cada día encontrar un caballo de saltos con poco hueso por abajo o con los corvejones pequeños.
Al tener distintos usos tendríamos más posibilidades para elegir y corregir entre espaldas más o menos verticales, palomillas más o menos adelantadas, fémures más largos o menos largos, y un sin fin de etcéteras.
En el sentido inverso, lo mismo ocurre cuando se entra en un solo uso, en una sola “profesión” para una raza de caballos, como es el caso de la tiranía o monopolio del prototipo racial. La realidad del día a día es que se acentúan virtudes raciales, pero también se acentúan carencias de conformación, y además esas carencias se sitúan en partes estructurales básicas que imperiosamente deben tener un mínimo de fortaleza, que a priori garantice de algún modo que va a poder asumir el uso al que se destine. Estos son requisitos mínimos independientes de la  raza de caballos que sea. Normalmente en aquellas partes juzgadas con poco rigor, como son aplomos y carencias de desarrollo y consistencia en sus huesos, poco desarrollo de músculos impulsores, y debilidades en las estructuras destinadas a soportar el peso del jinete y el trabajo.

Conozco dos razas que han caído en gran parte bajo la tiranía del prototipo racial: los árabes y los PRE. En ambas razas vemos rasgos raciales muy marcados, pero defectos de conformación que se repiten y repiten. Cuesta encontrar un caballo árabe criado para morfológicos (en esta raza salvan una parte al criar árabes para carreras, raid) con buenos aplomos y con un físico o una talla que te invite a entrenarlo. En caballos PRE lo mismo, cuesta mucho encontrar uno con una grupa larga, o con las palomillas adelantadas, o con espaldas oblicuas, incluso con dorsos poderosos. Y no nos engañemos, hoy por hoy no es todavía una raza con una demanda grande para el deporte.


Si partimos de aquí, seguro que seguiríamos teniendo nuestras polémicas de si el que ha quedado tercero me gusta  más que el primero (lo de siempre), pero el camino cuando los morfológicos se pongan al servicio de seleccionar conformaciones según el uso o aptitud, será mucho más objetivo y enriquecedor. Daría algo de luz en un mundo dominado por las sombras.

Para acabar una foto de algo cercano a lo que se ve en las pistas de morfológicos, tomada precisamente de una página que hace referencia a la terrible laminitis, enfermedad que con bastante frecuencia aparece en animales obesos y en fase de engorde.  Foto tomada del enlace http://www.nutricionequina.com/fundamentos-de-la-laminitis/


Paz y espero que le sirva a alguien.

1 comentario:

  1. Buen artículo, espero tenga mucho eco. Como profesional de la podología (distribuidor y apasionado del tema en particular y el caballo en general) me he "peleado" con jueces, jinetes, propietarios,... sobre el enórme despropósito de lo que llamaba "concursos morfo-ilógicos" y de las pruebas de funcionalidad para ... todo, nada en concreto, con pruebas de nada o casi nada. He visto caballos laminíticos (enfermedad muy usual en PRE gracias a las grasas que cita) llegar a pista arrastrándose para camuflar su dolor en una pista muy mullida; escandaloso. Se ha echo del PRE un pedestal barroco precioso para que su jinete luzca y presuma, un caballo sin funcionalidad para casi nada, deportivamente hablando. Es nuestra indiosincrasia, vivimos de cara a la galería, mucha forma y nada de fondo, delirios de grandeza, rico y famoso, que unque no tengas un duro subido a un PRE lo pareces. Hemos visto y constatado tanto desastre, hemos reclamado tantas veces,... para nada de nada. Yo ya lo dí por perdido, una vez más y como siempre ocurre que el mayor problema de un caballo es su dueño. Le deseo mayor éxito que el mío y que su prestigio haga sonrojar y recapacitar a tanta mente de cortísimo plazo y pelotazo, que contra más arriba de las instituciones llegue mayor es la ceguera.

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