martes, 29 de octubre de 2013

BUCEFALO, el caballo de Alejandro Magno. Por JOSÉ PADEIRA

 Nuestro habitual colaborador en estas ocurrencias hípicas, JOSE PADEIRA, me envía un interesante artículo -a propósito del comentario sobre JENOFONTE- de lo que supuso en la Historia el caballo BUCEFALO de ALEJANDRO MAGNO. 
Como siempre JOSE, muchisimas gracias por tu colaboración
Paz y espero que le sirva a alguien

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BUCEFALO, el caballo de Alejandro Magno




La relación con los tratados de Jenofonte. La alimentación. El inicio de las vendas de descanso. Siempre a reata. Ágil, resistente, rápido, bien domado…

Uno de los caballos que más se ha escrito ha sido de BUCEFALO: el importante caballo del Alejandro Magno.

Hablar de Alejandro Magno o de forma extensa de BUCEFALO, desde estas páginas, sería una gran osadía, pues de ello se ha escrito mucho y mucho se sabe y más cuando se ha realizado una película en referencia que ha sido muy seguida.

Pero tal vez hay algunos conceptos de equitación que es interesante reseñar.

Alejandro Magno nace en el año 353 a.C. en Pellas -capital de Macedonia- y es hijo del rey de Macedonia Filipo y de la tesalia Olimpia.

Cuando Alejandro tiene 19 años, su padre se casa con Cleopatra y tiene un hijo y Alejandro se destierra con su madre. A Filipo le asesina un miembro de su guardia y entonces Alejandro vuelve a Pellas y manda matar a Cleopatra y a su hijo. Desaparece así el temor de Alejandro a perder el trono. A los 20 años es proclamado rey de Macedonia.

Pero ya antes, cuando Alejandro contaba 18 años, al mando del ejército macedonio, vence a los ejércitos de Tebas y Atenas de una forma brillante que ya demuestra sus dotes guerreras, que no le abandonarán hasta su muerte.

Conquista el mundo a caballo


Es fácil comprender que este gran rey que conquista el mundo; lo hace a caballo.

Alejandro y los tratados de equitación de Jenofonte


Puede pensarse que la equitación en los tiempos de Alejandro era rudimentaria, pero ello es relativamente incierto. Alejandro, lee a Jenofonte.

Jenofonte nace en el 434 a.C., griego y oficial del ejército. A él se deben los primeros tratados de equitación, con unos conceptos de equitación (vigentes hoy en día). Los mismos se refieren, entre otras cosas, a la flexibilidad de los caballos, a los aires y su secuencia, el buen trato a los caballos, el castigo innecesario, el estímulo del premio y explican la forma de domar los caballos de acuerdo con la que hoy se practica, de forma mayoritaria.

En dicha época se montaba sin montura, sin mantilla, piernas estiradas con las rodillas bajas, los pies con los dedos apuntando hacia abajo (¿no es el ejercicio que hoy se practica para coger buen asiento?).

Se quería entonces tener el mayor contacto con el caballo a través de las piernas. ¿No estamos otra vez ante las monturas, que hoy se prefieren, que permiten el máximo contacto con el caballo?
 


Jenofonte explica figuras similares a las “levadas” (peso sobre los posteriores que sin duda favorecerían los movimientos en la batalla, al igual que las piruetas: dominio absoluto de  Alejandro con BUCEFALO en las mismas). 


La cultura de Alejandro


Alejandro, a parte de sus dotes guerreras, es muy culto (lee constantemente la Iliada). Su padre había lleva a Aristóteles a Pellas y admira al sabio y su gran sensibilidad (él la tenía)… Receptivo antes sus múltiples enseñanzas: el sabio más importante de su época y el más importante general.

Alejandro y su primer contacto con BUCEFALO


El rey Filipo le regala a su hijo a Alejandro a BUCEFALO (13 años).

Un caballo de una gran belleza pero inmontable. Alejandro, con paciencia y sabiduría, nunca por la fuerza sino todo lo contrario, domó a BUCEFALO (cabeza de buey) que ya sería siempre su compañero y su fiel aliado en las batallas. Alejandro jamás perdió ningún combate.

No es posible saber con exactitud la raza de BUCEFALO, pero todo hace pensar en un origen oriental. Un caballo de frente ancha con una estrella blanca, pérfil ligeramente cóncavo y de no excesiva alzada (Alejandro no era alto; una gran armonía). Alejandro estaba inmerso en las teorías de la belleza, inequívocas del pueblo griego y de su maestro el ya mencionado Aristóteles.

BUCEFALO y su sombra


Dice la historia, que BIUCEFALO se asustaba de su propia sombra. Y entonces Alejandro giró la cabeza del caballo hacia el sol, cegándole y subiéndose, momento que haría pronunciar a su padre la célebre frase: “Hijo, búscate un reino que se iguale a tu grandeza, porque Macedonia es pequeña para ti.” Se comenta que BUCEFALO sólo se dejaba montar por Alejandro.

El ánimo expansionista de Alejando y el respeto a las tradiciones


El ánimo expansionista de Alejandro era evidente y su vida y batallas lo explican claramente.

Alejandro, con más de 30.000 soldados, llega a Tebas (450 Km en 14 días) y la conquista.

Ya dominada Grecia, parte para Asia con 32.000 infantes y 3.600 jinetes con la obsesión de derrotar al rey persa Darío. Darío tiene un ejército mucho más numeroso que el de Alejandro: más de 50.000 hombres y muchos mercenarios griegos. En el primer encuentro con los persas les vence estrepitosamente a orillas del río Granico.

Más tarde ocupa los territorios que hoy se corresponden con Siria, Líbano, Israel y Palestina.

En el año 332 a.C. destruyó la flota persa en Tiro.

Después conquista Egipto (año 332 a.C) y al siguiente funda Alejandría, la cuna del saber.

Parte después otra vez hacia Asia, quiere capturar a Darío. Éste, con un ejército muy superior, le espera en Babilonia. Los persas rodean a Alejandro, él les deja hacer para más tarde atacarles en el desguarnecido centro y los vence (una batalla memorable). Alejandro ha luchado como siempre en cabeza. El más valiente de sus hombres. Sus soldados le admiran. Darío consigue huir.

Alejandro toma Susa sin oposición.

Toma Persépolis y la destruye. Una venganza, pues en Persépolis estaba el palacio de Jerjes, aquél que había quemado los templos atenienses.

Persigue a Darío, pero el sátrapa persa Bessos lo captura y lo mata. Alejandro se enfurece. No cree que el rey Darío se merezca un final causado por tan insignificante personaje. Él quería haber sido el captor del rey persa. Captura a Bessos y se lo entrega a los persas. Ordena un gran funeral para su gran enemigo.

Obliga a sus oficiales a vestirse a la usanza persa y a enjaezar a sus caballos según las tradiciones bárbaras; un gesto inusual, de tremendo respeto a los que no pensaban como él, y una manifestación evidente de consideración a las tradiciones y culturas.

Alejandro siempre pendiente de BUCEFALO


Alejandro siempre estaba pendiente de BUCEFALO (no sólo demostraba su amor al caballo, sino que sabía que su vida dependía del mismo).

BUCEFALO de reata; el inicio histórico del “hawk”


Estas grandes distancias las recorre Alejandro en caravana, y muchas veces  corriendo y andando para estar en forma. A BUCEFALO sólo lo monta en las batallas: siempre va de reata para que esté en las mejores condiciones en los enfrentamientos.

Precursor de las vendas de descanso


Alejandro era un gran cuidador de su caballo. Le aplicaba ungüentos en las extremidades tras las guerras (precursor de las vendas de descanso). Nunca se acostaba sin tener la seguridad del buen cuidado y del descanso idóneo de su caballo.

La buena alimentación de BUCEFALO


Siempre estaba pendiente de la buena alimentación de su montura.

A Alejandro le gustaba poner la cabeza de BUCÉFALO en su regazo. Le obsequiaba con manzanas.

Estos cuidados explican además que BUCEFALO llegara a vivir cerca de 30 años.

La confianza de BUCEFALO


BUCEFALO confiaba en Alejandro, tenía confianza en su jinete. Conocía bien a su jinete. Relinchaba cuando le oía.

BUCEFALO: resistente, rápido y bien domado


BUCEFALO debía ser resistente, pero también muy rápido, pues Alejandro se caracterizaba por sus ataques violentos y rápidos. Debía tener una gran doma, pues entraba en batalla siempre cuerpo a cuerpo y confiaba en su caballo. Debía desplazarse y volver muy bien.  Debía ser muy valiente.

Alejandro -ya lo hemos mencionado, pero nos parece significativo- tomaba las costumbres que le gustaban de los pueblos que conquistaba. Les permitía sus leyes y sus costumbres. Aprendía lo bueno de sus enemigos. Gustó de las costumbres persas. Vistió la túnica persa, blanca y púrpura, como la que había visto usar a Darío, si bien es cierto que pronto volvió a la túnica griega que le daba más libertad de movimientos. Jamás, sin embargo, consintió en usar calzones. Enjaezó sus caballos con adornos y equipamientos persas. BUCEFALO aceptó con orgullo las lentejuelas, las quijeras de plata y los medallones.

En el 327 a.C., Alejandro parte hacia la India con 50.000 hombres. Se enfrenta al majestuoso rey Poro a orillas del río Indo. Poro cuenta con un ejército montado en elefantes. Alejandro no enfrenta a los caballos con los elefantes, sino que ordena a su infantería que los lesionen en las patas. Poro se rinde y se alía con el rey macedonio. Alejandro prueba a montar en elefante pero no le gusta. Alega que le gusta sentir al caballo en sus piernas, no le gusta sentir el trono de los elefantes.

Muere BUCEFALO


Es en esta época cuando muere BUCEFALO.
Ya tenía los achaques propios de su edad, pero ahora su respiración empieza a estar comprometida. Un esclavo, tracio tatuado de azul, cuida permanentemente al caballo. BUCEFALO se tumba; el presagio de la muerte segura. Llaman a Alejandro. Éste se arrodilla ante su caballo, inclina la cabeza y se tapa la cara, tal vez para que no caigan sus húmedas lágrimas sobre el cuerpo aún caliente de su amigo BUCEFALO.

Alejandro llama inmediatamente a su amigo Hefaistion, le necesita en su gran dolor. Funda una ciudad con el nombre de su caballo:  Bucefalia.

Alejandro llora la muerte de BUCEFALO


Muere Hefaistion y  Alejandro enloquece de dolor. Hace un gran funeral para su especial amigo y, en señal de duelo, manda rapar las crines y las colas de todos los caballos. Lo mismo que hizo Aquiles cuando mataron a Patroclo. La Iliada siempre presente.

Alejandro llora en su vida por los esclavos de Persépolis, por haberse olvidado del cumpleaños del muchacho persa Bagoas (Marguerite Yourcenar), por Hefastion, por Aquiles, por Patroclo, por su perro Peritas y por BUCEFALO.

Alejandro enfermo de muerte no olvida a BUCEFALO


Un año más tarde muere Alejandro, a los 32 años, tras varios días grave y con una fiebre muy elevada (¿quizás una pleuresía complicada?

En sus delirios repite: “¿Está bien BUCEFALO?”


José Padeira



* Este artículo ha sido reproducido en varias páginas de internet y en algunos diarios españoles
 http://www.globalcaballos.com/bucefalo-el-caballo-de-alejandro-magno/

1 comentario:

  1. Muchas gracias José Manuel por hacernos compartir estos relatos. El binomio Alejandro y Bucéfalo fue imprescindible para alcanzar ese gran imperio. (Toni)

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