viernes, 6 de mayo de 2016

LOS RESORTES DEL CUELLO



 “La calidad del cuello del caballo depende esencialmente de la dirección de las vértebras cervicales y de su unión con la cabeza y el tronco”
Las uniones de las que habla son las articulaciones de la nuca y la de la base del cuello (la cérvico-torácica)
Esto lo escribió hace casi siglo y medio GUSTAV STEINBRECHT en su “Gimnasio del caballo”, sin poder aportarnos conocimientos de los que hoy poseemos, pero sí que tenía claro el funcionamiento del balancín.  (La edición francesa, de la que me sirvo, es “Le Gymnase du cheval”  de Editions ELBÉ, traducción del Comandant Edouard DUPONT)) 
No pretendo hacer un análisis exhaustivo del cuello, sino ayudar a tomar conciencia de ciertos aspectos a los que no se les ha dado la importancia que sí tienen y que hoy en día, en pleno siglo XXI, ya conocemos
La “S” del cuello es la característica que más distingue al caballo de los demás mamíferos. Tiene cierto parecido al cuello de un ave por las dos curvas que lo forman.  Y esta especial forma de “S”, implica un funcionamiento también muy especial de las articulaciones del cuello. 



JEAN LICART es el primer autor hípico que se preocupó por conocer el funcionamiento correcto del cuello del caballo. Y, para ello, en lugar de limitarse a juzgar de lo que veía  desde fuera –como se venía haciendo desde BAUCHER a L DE SEVY pasando por STEINBRECHT, LEBON, L’HOTTE  y un corto etc- se dedicó a investigar por dentro para conocer correctamente su  mecanismo. Su primer libro fue “Le Cheval Barbe et son Redressage”, publicado en 1928 y en él dedica casi cincuenta páginas a un estudio detallado de la anatomía y fisiología del cuello del caballo. También, a cómo funciona bajo las órdenes de un jinete. Lo descubrí por casualidad en Fonds. Ancienne. Equestre. Info, (de donde se pueden descargar un montón de libros antiguos franceses). Un libro que debió pasar –y sigue pasando- muy desapercibido porque no he leído ninguna referencia acerca del mismo. Me imagino que la jerarquía militar se debió de encargar especialmente de ello a juzgar por el epílogo del libro. Una pena porque como digo, hace un importante estudio del cuello del caballo al salirse de los criterios que se seguían hasta entonces para explicar la doma del caballo.  Absolutamente todos los autores clásicos de la Equitación nos hablan de lo que ven y sienten, pero ninguno se preocupa de estudiar el funcionamiento interno. De  su segundo libro “Equitation Raisonnée” –de pronta publicación en castellano por LETTERA Editorial- dice PHILIPPE  KARL, uno de los autores actuales de mayor renombre mundial: “para el estudio en profundidad de la anatomía y la locomoción del caballo, sin lugar a dudas,  la obra más recomendable  es la del COMANDANTE LICART “Equitación Razonada”. (En esto, poco caso se le ha hecho a KARL)






Este libro, en el que  se hace un estudio detallado de lo que vemos, de lo que no vemos y de sus por qué –insistiendo en la importancia del cuello en la práctica de la Equitación- hace posible para el común de los mortales la recomendación de BAUCHER: “Comencemos pues  su educación (la del caballo) por el acondicionamiento y flexibilidad del cuello, y pronto seremos dueños de las otras partes del cuerpo”. Gracias a LICART sabemos muchísimo más del caballo. Y saber es poder.
Entre la boca del caballo y la mano del jinete está el balancín con las nueve articulaciones que lo forman y que constituyen los resortes que estamos continuamente manejando. LICART  nos habla de tres articulaciones fundamentales: la de la mandíbula    (témporo-mandibular) , la de la nuca (atlanto-occipital) y la de la base del cuello (cérvico-torácica). Las otras seis (las que corresponden de la C1 a la C7) lo son en función de las tres principales. Ver primera figura
En el excelente libro “Conditioning Sport Horses”, la Doctora Hilary M CLAYTON  ( publicado en Sport Horses Publications) nos muestra un cuadro –que adjunto- sobre los movimientos de las articulaciones intervertebrales y que ratifica lo que, más de medio siglo antes, trataba de explicarnos LICART. A falta, lógicamente, del rango de  movimiento de la articulación témporo-mandibular, o sea, de la mandíbula, porque no es una articulación intervertebral; pero sí interesa conocerla por su gran importancia: es uno de los tres resortes importantes del balancín; también conviene recordar que está  muy pocos centímetros por debajo de la articulación de la nuca (y su ángulo máximo de apertura dudo que supere los 15/20 grados). 




Yo creo que este cuadro hay que tenerlo bien presente en nuestra mente a la hora de montar  porque nos ayuda a saber lo que hacemos sobre el balancín del caballo en todo momento. Lógicamente, al principio no nos enteramos de nada. Pero muy poco a poco vamos tomando conciencia de lo que hacemos sobre cada articulación, especialmente sobre las tres más importantes. Y finalmente, al cabo de bastante tiempo, nos diremos: ¡qué fácil es esto! 
Primera constatación: en “flexión y extensión” se ve la gran diferencia de amplitud de movimiento de la nuca respecto de las otras articulaciones: más del doble.
Segunda constatación: las últimas vertebras cervicales también tienen mucha movilidad tanto en flexión y extensión como lateralmente (aunque yo voy a hablar sólo de la flexión y extensión)
Tercera constatación: ¿sabemos dónde están las últimas vértebras cervicales? O, lo que es lo mismo, ¿la articulación cérvico-torácica?   Resulta que esta articulación no la vemos ni la sentimos porque no la podemos tocar; ni ver, claro: está tan hundida entre los omoplatos –espaldas- del caballo, que es muy difícil determinar su situación exacta…… pero que no para de funcionar –seamos conscientes  o no de su existencia-, de eso no cabe la menor duda. Quiere decirse que es tan importante como las otras articulaciones que sí vemos: mandíbula, nuca, incluso la C2/C3, que es por donde se “rompe” el cuello en la hiperflexión. ¿Y por qué está tan hundida la articulación cérvico-torácica? Porque a partir de la primera torácica –la T1-, cada vértebra tiene un huesecito superior –una apófisis- que se va alargando en cada vértebra y que son, finalmente, los que forman la cruz. Aproximadamente de la T4 a la T9, son los huesos  que tocamos de la cruz. Y si no fuera por ellos, difícilmente podríamos montar a caballo. La cruz, entre otras cosas, es la que estabiliza la montura.




La articulación cérvico-torácica ha sido la gran ignorada a lo largo de la Historia y conviene recordarlo.
El  tiro de los carros de la época greco-romana acabó siendo de  cuatro caballos –la famosa cuadriga-  porque por entonces el caballo tiraba de un collar –no era un tiro racional como el de ahora, con el collerón y similares- el cual le hacía invertir el cuello y, al tirar de la tráquea, se asfixiaba. Como la única preocupación era evitar  la asfixia,  resolvieron el problema aumentando el número de caballos, llegando a los cuatro. Pero a la inversión del cuello no le echaron cuenta. Como tampoco se le tuvo en consideración cuando se empezó a montarlo. Esta ignorancia justifica las embocaduras que se utilizaban entonces –verdaderos instrumentos de tortura- porque el caballo se partía por la base del cuello y, en esa posición, resultaba difícil de controlar. En los frisos del Partenón se ven a los caballos con el cuello invertido, incluso las arrugas de la base del cuello. Y FIDIAS podía ser tan preciso esculpiendo como un fotógrafo moderno.





Los datos que he ido aportando ¿qué nos suponen en nuestro día a día a caballo? De momento aclararnos ideas para saber mejor a qué atenernos.
.La nuca nos parece la articulación más importante del balancín por ser la de mayor amplitud de movimiento y, tal vez por ello, es con la que se protege el caballo de las acciones incorrectas del jinete. Montados, hay que tener muy presente que el hecho de no tener voluntad de hacer mal las cosas, no quiere decir que no se hagan. Y para que funcionen correctamente los resortes del balancín del caballo, primero hay que conocerlos. También STEINBRECHT dijo: “Generalmente las mayores faltas se cometen en la manera de trabajar el cuello del caballo”.  Cuando a un caballo lo que se le pide no corresponde a un gesto confortable y económico, él se protege a través, o desde, la nuca por ser la articulación de mayor amplitud de movimiento. Es lo que vemos a diario con la tan manida hiperflexión o rollkur: la sensación de control es enorme –menuda llave de jiujitsu se le aplica al pobre caballo- pero el que lo sufre es el propio animal ya que sus gestos dejan de ser confortables y en absoluto económicos, porque la ergonomía desaparece. Le queda el protegerse de esta masacre a través de su nuca.
¿Cómo se corrige este desaguisado? En primer lugar tomando conciencia de las tres articulaciones que estamos manejando continuamente. La intuición, propia de algunos jinetes privilegiados, hay algunos momentos en que falla. Cuando falla la intuición, la ciencia ayuda a buscar la mejor solución y salir del atasco.
Dice LICART sobre los resortes del cuello en su libro “Dressage”:
“Es la palanca articulada y elástica del cuello la que permite al caballista controlar las fuerzas del caballo y su masa entera por medio de acciones mínimas”  (que nadie lo vea pero que el caballo lo sienta). “Pero esto sólo es posible cuando todos los resortes están convenientemente dispuestos y elásticos” “Los resortes de la máquina animal son como todos los resortes: sólo se les debe comprimir para dejarles explotar luego. Demasiado comprimidos o demasiado tiempo en compresión, le harán perder su cualidad de resorte, su elasticidad”  
Seguiré el análisis del cuello
Paz y espero que le sirva a alguien    
                                                                                                                                                                                                                                                          



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