martes, 30 de noviembre de 2010

ACERCA DEL EQUILIBRIO (a propósito de la COPA PRESIDENTE)

Este pasado fin de semana, en la Copa Presidente, les insistía a unos alumnos míos en que pusieran especial atención en MANTENER FIJA LA POSICIÓN DE CUELLO Y CABEZA del caballo. Sí se me ocurrió en ese momento, pero porque más bien me lo pedían los caballos; para hacer bien los recorridos necesitaban mantener más fijos cuello y cabeza. Se trataba de caballos poco expertos todavía en las pruebas medianas. ¿Por qué le dí tanta importancia a ese gesto o, más bien, posición del caballo?

Por lo que supone para el equilibrio y la conducción del caballo.

Hace 150 años BAUCHER dijo: “En nuestro siglo XIX, en el que todas las cosas deben ser tratadas científicamente, es normal que se le haya pedido a la ciencia el secreto del equilibrio”. Me interesa resaltar una palabra: “secreto”. En la Equitación, especialmente en la de salto en la que los cambios de equilibrio son contínuos, es muy difícil detectar cuál es el mejor en cada momento. En un recorrido, estos fallos en el equilibrio normalmente se los achacamos al caballo por la falta de entendimiento a nuestras órdenes. Estoy harto de oír repetidamente la frase: “Yo quería tal cosa pero el caballo no me ha respondido”, cuando la reflexión correcta sería: “Yo he hecho algo, el caballo ha respondido correcta o aproximadamente a ese algo, y no ha salido lo que yo quería. Debo buscar la solución buena yo, no achacarle el fallo al caballo”.

El caballo maneja su propio equilibrio, por un lado con el cuello y la cabeza –su balancín–, y por otro, con los pies. Nuestro peso y las acciones de la mano no le ponen fácil el manejar los pies, así que recurre principalmente a su balancín para los cambios de equilibrio, pero finalmente lo que hace es desequilibrarse. El símil con un coche sería el de utilizar continuamente el freno en lugar del cambio de marchas. El ejemplo más importante y a la vez más sencillo, es el de las transiciones. En toda transición, lo fundamental es que el caballo mantenga el cuello y la cabeza –el balancín– en la misma posición y que no se apoye en la mano, o sea, que se aguante a sí mismo y nunca en mi mano. ¿Cómo conseguirlo? Como todo: repitiendo no sólo cientos sino miles de veces sabiendo que las primeras –que pueden ser más de cien– saldrán un churro. “Aqua cavat lapidem, non vis sed etiam cadendo” (El agua no socava la piedra por su peso, sino por estar continuamente cayendo).

Es muy difícil detectar o sentir, como decía antes, el mejor equilibrio del caballo en cada momento, pero sí puedo ver y sentir su balancín. Si soy capaza de mantener cuello y cabeza en la misma posición, que no se apoye en mi mano más que cuando yo se lo pida y sólo tirando verticalmente, mi pierna sin MANTENERLE en el aire en que está, tengo clarísimo que todos los giros y transiciones que no paro de hacer –inevitables en una pista incluso grande– el caballo está haciendo esos continuos cambios de equilibrio necesarios en los giros y transiciones con los pies, puesto que su balancín permanece monolítico y sin posibilidad de apoyarse en la mano. Y de esta manera no existe el desequilibrio, porque los pies todo lo hacen entrando, y de delante no puede dejarse caer sobre las espaldas: garantía de equilibrio. Al final nos sensibilizamos –en esto consiste el tacto ecuestre– a ciertos gestos que nos garantizan el gesto confortable del caballo, que es de lo que se trata.

Ahora bien, si cuando estamos trabajando le dejamos que mueva la cabeza, se quede detrás de la mano (uf¡ qué cómodo) o que saque el pico (incómodo pero inevitable, así que a convivir con ello), o que pese a la mano, si no hay que saltar el control es engañosamente aceptable, porque luego en el recorrido resulta que no, que el control es muy malo, entre otras razones porque el caballo querrá utilizar su balancín para recuperar su equilibrio, cosa que le hemos permitido hacer inconscientemente en el trabajo en liso. Conclusión : “lo que sembremos desde el paso, es lo que recogeremos al galope”

La otra cuestión es que, cuando estamos saltando, si utilizamos excesivamente el balancín, subiendo o bajando, acortando o estirando el cuello, le damos pocas opciones al caballo a que utilice ¡como realmente nos interesa! sus pies. Otro símil: cuando nosotros aprendemos a patinar, por falta de control de nuestras piernas, abrimos los brazos y los movemos para equilibrarnos. Con el caballo ocurre lo mismo: al principio hay que dejarle utilizar el balancín, pero cuando ya está en situación de disponer bien de los pies, que sólo lo cambie cuando nosotros se lo pidamos. En el salto, cuando el caballo despega del suelo, es cuando necesita utilizar su balancín a tope.

Cualidad fundamental en el trabajo: CONCENTRACIÓN ¿sé lo que le debo pedir al caballo y se lo estoy pidiendo continuamente bien? Los caballos tienen una mente parecida a la de un niño de cinco años: su concentración es tan inestable que depende totalmente de la nuestra. Y nos engañan con una facilidad pasmosa.

Cambio el contexto de la frase de San Agustín y la aplico en mí mismo para resolver la mayoría de nuestros problemas con los caballos: “tú estabas dentro de mí y yo te buscaba fuera desesperadamente”. El problema está en nosotros y, mucho menos, en el caballo

Paz y espero que os sirva a alguien.

5 comentarios:

  1. Me sirve y mucho, más aún después de la clase de ayer. Prometo que el resumen que te he enviado está escrito antes de leer esta publicación, lo digo porque hay frases muy parecidas que obviamente te escucho siempre a ti. Gracias :-)

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  2. Magistral José, una y otra vez el Baucherismoy mas bien faverot, tiene una plena actualidad, Solo Sensibilidad , humioldad y paciencia.
    Un abrazo muito Forte, meu Mestre.
    Jorge Cid.

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  3. Cura eres un crack!!! que claro lo tienes y que claro lo expones....exige una concentración, un esfuerzo y una disciplina que, sin duda, se merece nuestro "amigo equino"...un abrazo.

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  4. Hola Jose Manuel. Mi nombre es Claudia. Hace tiempo, creo que casi desde el principio de tu blog, que leo tus publicaciones, y la verdad es que son súper interesantes y he aprendido mucho con ellas.
    Me gustaría saber tu opinión acerca de un caso concreto que creo que puede tener que ver siempre con la cuestión del equilibrio en el salto: tengo un caballo desde hace casi un año. Cuando lo compré lo estaban enseñando para doma, pero una vez lo probé y me dio buena impresión también para salto, ya que es un caballo grande y con mucha fuerza, y me parecía bastante rápido de movimientos. El caso es que después de dos meses de trabajarlo para salto con mi nuevo entrenador hemos visto que el caballo es un poco rígido, no es ágil en la batida,no acaba de remeter bien los posteriores para partir, salta "de flecha" y se lleva siempre alguna barra por delante, y es una pena porque el caballo tiene fuerza y no rehusa nunca frente al salto. Tienes tu alguna experiencia similar en la que hayas conseguido enseñarle al caballo a ser más ágil en la batida?Que ejercicios aconsejarías? Te agradecería mucho si me pudieras dar algún consejo para mejorarlo.
    Un saludo.

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