lunes, 31 de diciembre de 2012

Artículo de opinión. AHORA ES EL MOMENTO (I). Por Javier Hernansanz Ballesteros. Doctor en veterinaria


Conozco a José Manuel desde hace bastantes años. Antes, había oído hablar bastante de él a muchos ganaderos y a algún jinete de sus métodos de enseñanza, de sus teorías… hasta tenía una idea de su físico y de sus inconfundibles gafas. Y recuerdo que era un mes de septiembre cuando coincidimos en “Venta Esteban” de Jerez de la Frontera, cenando unos huevos fritos con unos amigos comunes cuando estrechamos la primera vez nuestras manos. A partir de ahí nos encontramos muchas veces más en lugares rodeados de caballos o en medio de conversaciones de caballos, siempre caballos. Unos años más tarde, recurrí a él para ampliar la bibliografía de mi tesis doctoral; fui hasta Valencia y me abrió su casa para que escogiese los libros que me podían ser útiles. Ahora, estamos en contacto permanente mediante correos electrónicos e intentamos ponernos de acuerdo para coincidir en concursos cercanos para charlar de nuestras cosas, cuyo tema principal es fácil de adivinar. Después de revivir esta larga historia, se entiende que cuando me propuso escribir en este blog, no me quedaba otra salida, aunque como única condición propuse incluir siempre un punto de vista personal, es decir, no serán un simple recopilatorio de cifras, nombres, fechas y datos que se puedan extraer de internet, serán artículos de historias reales, que describan experiencias y opiniones propias conteniendo su parte de personalidad. Probablemente crearán discrepancias con otros pareceres pero también pueden servir de una forma práctica a quien lo lee, transmitir ciertos conocimientos y, sobre todo, crear una inquietud, que entiendo es el verdadero pilar sobre los que se sustentan el espíritu de este blog. Y aquí está el primero de una serie de artículos de opinión, esperando que sirvan para lo que se crearon.

Nuestra vida actual está marcada por la crisis en todos los sectores y el mercado de los caballos es especialmente sensible, como bien no esencial que es. Nadie descubre que el mercado equino, en todos sus ámbitos pasa por uno de sus peores momentos, pero hay una frase esculpida en piedra en la ciudad de Ávila que podemos aprovechar para estos tiempos que nos ha tocado vivir. Esta cita dice “cuando una puerta se cierra otra se abre” y nos está indicando una oportunidad consecuente a la situación coyuntural vigente. Ahora bien, hecha la introducción, inmediatamente se nos viene a la cabeza la pregunta, ¿dónde está esa puerta que se abre?. Vamos por partes. Si tenemos en cuenta que el precio de todos los caballos y en especial de los de raza PRE está bajo mínimos, acentuándose incluso más esta situación en el caso de yeguas, podría ser una opción muy interesante para algunos ganaderos cruzar estas hembras PRE grandes, con volumen y solidez con determinados sementales de otras razas para obtener caballos de deporte que puedan ser más atrayentes a los compradores y con más posibilidades de venta que el mismo potro PRE. En este sentido, no debemos olvidar que la cría de caballos es un negocio en todos los sentidos aunque, bien es verdad, que no exento de un gran sentimentalismo. Por tanto, ahora surge automáticamente ante ese planteamiento la pregunta, ¿qué semental es el adecuado? y luego, ¿éso no se ha hecho antes?.  Estas preguntas tienen su correspondiente contestación y vamos a ir desgranándolas poco a poco. La lógica nos dice que el semental más indicado para nuestras yeguas es el PSI, el caballo mejorador por excelencia aunque hay que tener mucho cuidado porque no todos los sementales de esta raza sirven.
Es cierto que antes se han intentado ciertos cruces entre PRE y PSI, teniendo mayoritariamente resultados pésimos. Pero es que la clave de todo esto radica en que la mayoría de los cruzamientos para obtener un “media sangre español” se hacían con yeguas de deshecho de hipódromo cubiertas por un semental PRE, con la idea de rebajar la sangre inglesa para obtener algo más manejable. Además tenía como ventaja que el precio del potro resultaba muy interesante por la escasa inversión que necesitaba, ya que las yeguas españolas se utilizaban casi exclusivamente para obtener productos PRE porque había una demanda que pagaba un alto precio por estos productos “puros”. En la mayoría de los casos el resultado era desastroso e instituyendo una máxima ganadera que rezaba que “el cruce de inglés con español no liga bien” sin profundizar en detalles de los cómos y los porqués de los cruces. Únicamente de los cruzamientos en el que el semental era de raza PSI salían casos excepcionales, que eran los resultantes del semental PSI con yegua con sangre española. En ambos casos, el resultado nos da un 50% de sangre de raza inglesa por otro tanto de sangre española pero las aptitudes del caballo no son las mismas que si lo hacemos a la inversa. Para poner ejemplos, podemos recordar a “Lobato” (hijo del PSI “Despendolao” y una yegua con mucha estirpe PRE), “Mar de Guinea” (un semental poco utilizado por los ganaderos aunque con buenos resultados de su hijos, por pura sangre “El Toboso” y la española “Guinea”), el ganador “Africano” (un hijo del PSI “Dandy” y de madre de la dehesa de Salamanca) y otros muchos, que seguro que recordará José Manuel con su prodigiosa memoria.


"Carioca”. Hija de “Mar de Guinea”, un semental media sangre hijo del PSI nacional “El Toboso” y de la yegua española “Guinea”, ganadora de premios nacionales e internacionales. Foto de Javier Hernansanz. Gijón, Septiembre de 2001.


Llegado a este punto, debemos dar una explicación que sea convincente para justificar que el cruce de un semental PSI con una yegua PRE tiene más posibilidades de obtener un mejor producto que a la inversa. Está demostrado por diversos estudios que el tamaño y la morfología del potro depende en gran medida de la madre, ésta es una razón suficiente para utilizar aquellas yeguas que tienen más “caja”, como las españolas, mejor que aquéllas procedentes de hipódromo; independiente de este hecho siempre se ha de tener presente el llamado vigor híbrido, mediante el cual se obtendría un producto con mayores cualidades que su progenitores y que se da siempre al mezclar dos razas distintas. Pero más importante que estas referencias es conocer la importancia de la herencia transmitida por los cromosomas que, en el caso del caballo, viene desarrollada por una fórmula completa de 64 cromosomas agrupados en 32 pares. Si tenemos en cuenta que los machos tienen una dotación de cromosomas XY y las hembras son XX, cuando obtenemos un potro, la recombinación genética de un potro macho (XY) deberá coger obligatoriamente el Y de su padre, por lo que estamos asegurando la transmisión y permanencia de ese cromosoma Y del PSI en su caso, hecho que sería imposible transmitir en caso que fuese la hembra pura sangre y permanecería entonces únicamente el Y del PRE. Si la cría es hembra (XX) deberá igualmente coger el único cromosoma X del semental, siendo éste X obligatoriamente el heredado de la línea materna del padre, entonces habría un entrecruzamiento entre el X de la madre y el X del padre, en muchos casos con resultados espectaculares y de ahí la importancia de las madres dentro de cada yeguada. Como vemos, la posición de los PSI en el árbol genealógico de un caballo de deporte tiene mucha influencia. Un dato relevante lo observamos en los caballos centroeuropeos donde la aportación de la calidad del pura sangre para obtener caballos deportivos suele venir a través del padre de la madre, porque se ha comprobado que esta proporción y situación genética, produce mejores resultados que si situamos a la sangre de carreras en otra posición genealógica.
Otra muestra representativa de la diferencia en el resultado si cruzamos una u otra raza ocupando un papel u otro, lo tenemos contrastado en la producción de burdéganos y mulos. Para recordar los términos, un burdégano se llama al animal híbrido resultante del cruce caballo x asna y el mulo es el resultado de una yegua x asno. Realmente los dos casos son animales con el mismo porcentaje de cruzamiento, un 50% de equus ferus caballus y 50% de equus africanus asinus pero se distinguen perfectamente, ya  que los burdéganos son más pequeños y más físicamente parecidos a un caballo (incluso con pelo en la cola como ellos) pero con el carácter de la madre, mientras que los mulos tienen apariencia de un burro engrandecido y la cola sin pelo. Vemos en ambos ejemplos la influencia que tiene el semental en la apariencia exterior del producto y la heredabilidad del carácter de la madre, con la importancia que esto conlleva.


No hay comentarios:

Publicar un comentario