viernes, 5 de abril de 2013

MOCHILA INTELIGENTE 4


En una de mis frecuentes visitas al muro del CLUB EQUITACION NATURAL GUADACORTE,  recientemente me he encontrado con un artículo compartido sobre la relación peso del jinete/peso del caballo.
Mi opinión: dice  verdad  pero no toda la verdad
En mi anterior entrada sobre lo que yo llamo la “mochila inteligente” –porque creo que es la primera sensación que percibe el caballo del jinete, dicho con lenguaje humano de la calle-, expongo las tres leyes mecánicas  que rigen la relación entre una masa transportadora, en nuestro caso el caballo, y una masa transportada, o sea, el jinete.
A estas leyes mecánicas, necesariamente, es a lo primero que nos tenemos que atener cuando montamos a caballo, precisamente por su valor universal, sin excepciones.
El único libro  de caballos –de los que yo conozco-  que habla de esta relación de masas  es  “Comprendre l’Equitation” de JEAN SAINT-FORT PAILLARD, y no me importa transcribir de nuevo estas tres leyes:
“El hecho, para cualquier ser, de llevar una carga, pronto acaba siendo normal y no altera “apenas su equilibrio, a condición de que cumpla estas tres condiciones:
“1ª  que el peso (del jinete) sea lo suficiente proporcional a la fuerza del portor (el caballo) “para que la fatiga provocada, le resulte llevadera
“2ª  que los puntos de aplicación del peso (la posición del jinete y el equilibrio consiguiente), “estén situados funcionalmente.
“3ª  que el peso  se sienta siempre de la misma manera, es decir, que la masa transportad a “(el jinete) sea  perfectamente solidaria de la masa transportadora, el caballo”
Está claro que el artículo sólo se refiere a la primera ley y parece ignorar las otras dos. Así como parece ignorar también la Historia.  Ya que solamente recordando cómo era el caballo  de la época grecorromana,  el caballo de origen mongol con el que a lo largo de toda la Edad Media no paró de conquistar media Europa y media Asia, desde Atila hasta Tamerlán,  y el caballo árabe,  nos da idea de una relación de pesos muy distinta a la que se  expresa en el citado artículo. Yo calculo que la relación de masas de estos caballos que he citado,  distara mucho  de 1 a 5, o sea, el doble de la proporción 1/10. Hoy en día, para respetar este valor ideal, la equitación aun se convertiría en  más femenina. (También podría citar a nuestra jaca vaquera, al cuarto de milla, al criollo, al caballo de guerra y un largo etcétera). Lo que no cabe duda es que hay que tender a ello, pero incluso en los ponis, pocas veces se respetará  la proporción 1/10. De hecho, la domesticación, que debió empezar por el caballo de carga, ante el tamaño exiguo de entonces, - debía ser un poni “A” y raquítico-, fue caballo de tiro durante muchos siglos hasta alcanzar un tamaño próximo a lo que hoy es un poni “C” para comenzar la Equitación, y eso debió ser a fines del segundo milenio antes de Cristo. Es de las pocas cosas  que nuestros antepasados  tuvieron claro porque, sencillamente, es lo que más salta a la vista: buscar un caballo grande para que nos lleve mejor.
Desgraciadamente, las otras dos leyes, tan importantes como la primera –la que más  salta a la vista-, aunque se desconocían (ningún clásico de la Equitación habla de ellas), los grandes maestros sí que las intuían y, a su manera, las hacían respetar . Pero estamos en el siglo XXI, y no tiene nada que ver la Equitación actual  -de ocio o de deporte fundamentalmente- con la anterior a la 2ª contienda mundial, cuando el caballo era instrumento de trabajo. Y los avances científicos están consiguiendo no sólo que el deporte se haya convertido “en otro deporte” sino que sea deporte para todos y no privativo de los mejor dotados (o privilegiados). Hoy empieza a ser posible que la actitud, y no la aptitud, nos lleve a la altitud. Y esto depende de la voluntad y conocimientos del individuo. Y del conocimiento científico es de lo que más adolece nuestro deporte.   
 Precisamente, la 2ª y 3ª ley son las bases de la buena Equitacion.
La 2ª determina la buena posición, que debe ser la mas ergonómica para el caballo. Aunque ha habido –y aún siguen habiendo- ciertas modas, cada vez hay una conciencia más exacta de la posición ideal a caballo. Hace muchos siglos que la experiencia –a la fuerza- hizo que las monturas de culturas muy distantes fueran, mecánicamente, muy similares, como las tártaras, árabes y vaqueras nuestras, que exigían al jinete una posición inamovible y un equilibrio perfecto (entonces el jinete echaba muchas horas a caballo  ¡y sobre el mismo caballo normalmente!).  Es el equivalente a caballo de los puntos de aplicación de una mochila. La posición a caballo debe ser, principalmente, la base de un perfecto equilibrio el cual debiera ser la aspiración de todo caballista que se precie. Podríamos decir: “sin equilibrio no hay caballista” (como sin equilibrio no hay deportista).
Y la 3ª ley nos dice que el caballo nos debe sentir siempre de la misma manera. O sea, equilibrio y coordinación de movimientos para no interferir en los movimientos del caballo en ningún momento, respetando siempre el gesto confortable y económico del caballo, lo cual exige un buen conocimiento de la mecánica –y de la mente- del caballo.
Y aquí debo hablar de lo que he aprendido al respecto de la ESCUELA DE EQUITACION GUADACORTE.
He visto varios vídeos de los que ha colgado Mercedes en su muro: recorridos de salto de sus alumn@s  con caballos, o ponis, sin nada en la boca. Lección que he podido sacar de lo visto, o sea, de lo que me entra por los ojos: no he visto ningún caballo, o poni, que se desequilibre en la batida de ningún salto. Llegaban más o menos cerca, pero todos,  podían echarse para atrás sin problema: gesto confortable y económico en ese momento.  Este facilitar el gesto de báscula del caballo en la batida, no se ve a menudo en los recorridos de menores y aficionados. Naturalmente tenemos prisas por pasar el salto o reaccionar a lo que nuestra amígdala (del sistema límbico) nos dicta y, en ambos casos, es prácticamente imposible coordinar bien con el caballo  en las pocas décimas que dura la batida: o nos adelantamos –lo más normal- o nos “quedamos en el rabo”, causando el inevitable desequilibrio en el caballo: no se respeta la 3ª ley. En cambio, con las riendas a la cabezada de cuadra, por un lado el caballo difícilmente pierde el equilibrio –tiene complicado el apoyarse en la mano- y, por otro, el jinete se habitúa a quedarse más quieto al sentir al caballo más equilibrado y cómodo aunque la sensación de control es distinta. De esta manera se respetan mucho más la 2ª y 3ª leyes. Y es entonces, conociendo ambas leyes, cuando son mucho más fáciles de ver y, sobre todo, de darles la importancia que tienen.
Un ejemplo, el Campeonato (maratoniano) de España de Menores que finalizó ayer. La inmensa mayoría de los participantes respetaban la 1ª ley. Y muy pocos, la 2ª y 3ª. Conclusión: he visto caballos buenísimos que, a pesar de los errores de sus correspondientes “mochilas inteligentes”, iban tan sobrados que poco les afectaba dichos errores. Y tengo bien claro que un menor no está obligado a hacerlo todo perfecto y comportarse como un caballista adulto y experto. Pero se ha de ver –o notar- que tiene una buena base. Que “quiere” hacer en cada momento lo que “debe”, aunque no le salga; tienen edad de ir aprendiendo lo mejor posible, no de “ejecutar” perfectamente. 
Estos días de Campeonato le insistía a mi alumno Antonio a diario: cuanto más difícil e incómodo te lo pongas, más fácil y cómodo se lo pones al caballo. No sé las palabras que utilizará Mercedes con sus alumn@s, pero el concepto es exactamente el mismo (es lo que creo yo): ponérselo bien fácil al caballo para que pueda hacer de una manera confortable y económica lo que deba hacer  (hay quien le llama a esto el hacer las cosas naturalmente. Yo prefiero hablar del gesto confortable y económico).
Conclusión: las tres leyes son igualmente importantes: la 1ª se ve fácilmente y la 2ª y 3ª se hacen bien después de conocerlas y repetirlas miles de veces. Aquí está la verdadera Equitación
Y no me enrollo más aunque es inevitable reflexionar sobre lo que nos dijo Aristóteles:
“MIRAR es recorrer con los ojos lo que está ahí y CONOCER es buscar lo que no está ahí, el ser de las cosas”. 
El mundo del caballo, lamentablemente, sigue rondando el paleolítico. Mientras los enseñantes no cambien, seguiremos en él. Y casi diría que vivimos erncantados. Seguro que hay una diferencia abismal con otros deportes.
Acabo transcribiendo lo que considero interesante para nosotros de un artículo que leí ayer en la prensa escrito por Daniel Capó, referente a la educación en España, comparándola con la finlandesa:
“… la clave de la bóveda que sustenta el éxito del sistema es la calidad del profesorado, escogido entre las élites de cada promoción……. En Finlandia, la meritocracia llama a las puertas de los maestros”.
Y acaba el artículo:
“La transmisión del saber no funciona en nuestro país. Correctamente, quiero decir. Y ejemplos como los de Finlandia, Corea del Sur o Singapur nos demuestran que existen soluciones. Diferentes en cada caso, conforme con la realidad de cada sitio. Pero existen. Y hay que aplicarlas”
Yo además tengo la grandísima suerte de poder aprender de mis hijos y de bastantes alumnos.
Paz y espero que os sirva a alguien 

2 comentarios:

  1. Magníficas reflexiones. Totalmente de acuerdo con las tres reglas del asiento (podemos decirlo así)y rematadas por la de la educación. Uf...cuánto camino queda!!

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  2. Magnífico artículo, es un placer leerle. Estoy muy de acuerdo con muchas cosas de las que Usted dice. Especialmente me quedo con una frase :"Y del conocimiento científico es de lo que más adolece nuestro deporte."
    Un poco en otro orden, desde hace cierto tiempo, he creido que la relación adecuada del peso que puede soportar el caballo, es la del quince por ciento de su masa corporal, por que este es el peso que acaba teniendo un potro con placenta y liquido amnioticos incluidos. De esta manera, parece que el peso que se hace portar al animal, es de una magnitud natural. Es tan solo una referancia práctica y observable, no solo teorica. De las otras dos leyes, hay mucho de qué hablar y también por supuesto de la educación, aunque estoy básicamente de acuerdo con Usted. Pero creo que será mejor dejarlo para otro espacio y tiempo...

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