domingo, 13 de diciembre de 2015

REFLEXIONES SOBRE EL ARTE ECUESTRE (J. LICART)


Al igual que G. LEBON y L. de SEVY pienso que la Equitación y el conocimiento del caballo son susceptibles todavía de mejorar mucho si este progreso se hace con criterios científicos.
"La Equitación no es una ciencia, es un arte", se oye decir a menudo. Esta frase enseñada se propaga, se repite hasta la saciedad, acabando como una verdad absoluta, un dogma inatacable. Hay muchos que ni intentan franquear esta barrera construida a base de palabras y que se les coloca delante como un muro infranqueable.

¿El resultado de esta manera de pensar?: que no hay ningún investigador, no hay quien razone la Equitación con espíritu científico.


Pienso que el enfrentar estos dos conceptos es un error: ciencia y arte. Al contrario, yo creo que ambos conceptos debieran ir cogidos de la mano. ¿Acaso la Equitación no es un arte científico?

A cada ciencia principal se le unen una o varias artes. A la geología, la metalurgia y el arte lapidario; a la física, la óptica, la acústica; a la zoología, la medicina, el arte veterinario, etc. La Equitación, como las otras artes científicas, no es distinta de las ciencias aplicadas, su objetivo principal es la aplicación de la mecánica, zoología y sicología. El arte, aquí, es la aplicación de los conocimientos adquiridos; esta concepción del arte dentro de las artes científicas, hace decir justamente a D’Alembert que "el arte se adquiere por el estudio y el ejercicio".


Demos al César lo que es del César y a este don que se le atribuye a los maestros en Equitación, su verdadero nombre: habilidad. Y esta habilidad debe tender incluso a reducirse a la teoría. Una gran parte de habilidad existirá siempre en Equitación, ciertamente, pero no será más que profundizando en el aspecto científico cuando la Equitación progresará. El doctor Gustave Lebon escribió a este propósito que "La habilidad en la Equitación es ciertamente importante, pero el empleo metódico de los principios seguros conduce sin lugar a dudas a resultados superiores".


 
Escribe L. de Sevy en la “Revu de Cavalerie”:

"Si, como hace resaltar el General L’Hotte, los más grandes maestros de la Equitación han formado pocos alumnos, hay que reconocer que la falta no viene solamente de estos últimos. Particularmente favorecidos por los dones de la naturaleza, los virtuosos de la Equitación no parece que hayan buscado 'el razonar su arte'. Han evitado sistemáticamente caer en la tentación de analizarlo, temiendo estropear su ideal al someterle a un análisis demasiado preciso y riguroso. Su instinto, estoy seguro, les hace presentir que la perfección del acto reflejo nada va a ganar con la investigación. Más próximos al ideal que al apóstol, se apresuran a proclamar que 'la nota del arte no puede encerrarse en una fórmula'. Queda por fijar los límites de este arte inalcanzable por el análisis rebelde a toda enseñanza".


"Actualmente –continua L. de Sevy-, el cine a cámara lenta, verdadero microscopio del movimiento, permite un estudio minucioso del movimiento que escapa completamente al ojo humano y se presta, por consiguiente, a un estudio experimental en profundidad. Además, el progreso sobre los estudios de mecánica animal permiten interpretar científicamente todos los fenómenos observados.

A partir de aquí nada parece oponerse a la puesta a punto definitiva de una doctrina segura, establecida a la vez sobre los datos experimentales más certeros y sobre las bases científicas más seguras. Es, por esta vía, por la que se encuentra el progreso de mañana".



Mi comentario:

Estas reflexiones forman parte del libro “Le Cheval Barbe et son Redressage” escrito por el entonces Teniente JEAN LICART durante la década de los años veinte del siglo pasado. Y lo escribió a raíz de su destino al regimiento o escuadrón de “spahis” en Marruecos y tomar nota de cómo se montaba al caballo berberisco: cuellos invertidos, corvejones fuera y sufriendo. En el epílogo expone brevemente lo que tuvo que aguantar de las autoridades militares –él un simple teniente recién salido de la academia- pero no se arredró y al cabo de ocho años de investigación –el que lea el libro me dará la razón- lo publicó. Las autoridades pertinentes debieron encargarse de dejarlo en el baúl de los recuerdos, porque ya nunca más se supo. Yo lo descubrí en Fonds.Ancienne.Equestre-info, biblioteca digital de libros de caballos anteriores a la segunda guerra mundial. Muy recomendable para el que controle el francés. El libro y la biblioteca.


Estamos en el 2015, y El Libro Blanco sobre la Profesión Docente está recién estrenado. Y no sé lo que, en principio, pueda afectar a los profesionales de la enseñanza a través del caballo (ya no me atrevo a decir sólo enseñanza de la Equitación), mis colegas jóvenes. Sí que voy a transcribir una frase de su director JOSÉ ANTONIO MARINA, leída en su página web:

“Más que un Libro Blanco es una propuesta inicial para ser debatida, completada, desechada o aceptada. Mis colaboradores y yo pretendemos revisar la mejor documentación disponible sobre el tema, ponerla a disposición de todo el mundo y consultar a personalidades expertas, pero sin pretender dar una visión completa, exhaustiva o consensuada”


Sigo viendo en nuestro mundo del caballo muy poca orientación en el mundo de la enseñanza. En los cursos de técnicos veo más preocupación por enseñar lo que se sabe y muy poca por enseñar lo que se debe. Y esto depende más de instancias superiores.

En mi breve –sí, breve- discurso cuando la Federación Nacional me impuso la medalla de oro de la Formación Ecuestre, insistí en la necesidad de enseñar lo que se deba, no contentarse con lo que se ha ido aprendiendo –con muy poco rigor, la verdad, y documentación casi nula- y, en el mejor de los casos, perfeccionar lo aprendido. Claro, sin cuestionarlo. Esto exigiría documentación (y en España, idiomas), tiempo de estudio, discernimiento, discusión, tanteos y elección. Hace 24 años empecé mis “Apuntes para Caballistas”. Iba traduciendo de unos cuarenta libros lo más importante que pudiera servir a mis alumnos aspirantes a monitores territoriales (por lo menos que tuvieran algo de buena documentación). Al final del libro incluí un artículo personal que venía a ser, creo, algo así como conocernos para montar mejor. La primera frase de los Apuntes, del libro del GENERAL L`HOTTE “Questions Equestres”, decía: “En Equitación, incluso para enseñar los principios, hace falta saber mucho”


No recuerdo la definición de “enseñar” de nuestra Academia de la Lengua, pero sí me sé de memoria la de “aprender”, porque de lo que yo enseñe aprenderán mis alumnos. La transcribo una vez más:

APRENDER: incorporar nuevos conocimientos que nos ayudan a cambiar nuestro comportamiento.

Paz, y espero que sirva a alguien.

1 comentario:

  1. Querido amigo, acabo de leer su articulo y me ha parecido extraordinario. Me han entrado ganas de comprar los libros de los cuales cita y aprender idiomas. Soy un aficionado y me apasionan los caballos y estoy totalmente deacuerdo con lo que dice en su articulo, leo y estudio todo lo que encuentro sobre biomecanica y dinamica equina y soy de la opinion que todo aquel que quiera mejorar su manejo con los caballos deberia aprender primero como funcionan.

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